En el ámbito cristiano actual se enfrenta un grave peligro: muchos están eligiendo la fe como una cultura, una forma de pertenencia social o tradición familiar, pero sin un verdadero arrepentimiento ni una transformación de vida.
El apóstol Pablo escribió: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). La fe verdadera en Cristo no puede dejar a la persona igual; siempre produce un cambio, porque el Espíritu Santo renueva desde adentro hacia afuera.
El cristianismo cultural, en cambio, lleva a confesar a Dios con los labios mientras el corazón permanece lejos de Él (Isaías 29:13). Es un peligro silencioso que adormece, porque hace sentir a muchos seguros en una fe que no salva.
Jesús fue claro: “Arrepentíos y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). La fe sin arrepentimiento es solo una apariencia, pero cuando hay arrepentimiento genuino, nace una vida nueva y se manifiestan frutos de justicia.
Hoy es tiempo de examinar nuestro corazón. No basta con creer en la palabra, hay que vivir en obediencia. Recordemos que hasta los demonios creen y tiemblan(Santiago 2:19). La verdadera fe en Cristo nos lleva a rendirnos, a cambiar y a caminar en santidad.
Oración
Señor Jesús, examina mi corazón y muéstrame si estoy viviendo una fe superficial. No quiero conformarme con una apariencia, quiero una vida transformada por Tu Espíritu. Perdona mis pecados, enséñame a arrepentirme de verdad y a caminar en obediencia. Hazme una nueva criatura cada día, para que mi fe dé frutos que glorifiquen Tu nombre. Amén.
