Job 22:2 “Orarás a él, y él te oirá; Y tú pagarás tus votos.”
Salmos 50:21 “Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.”
La iglesia de Cristo vive hoy un tiempo de gran responsabilidad delante de Dios. El Apóstol Miguel Bogaert de la Congregación Monte de Dios, hace un llamado urgente: se ha levantado en medio del pueblo el pecado de la insensibilidad espiritual.
Muchos han fabricado en su mente un “dios” según sus emociones y deseos, un dios débil y humano que no exige santidad. Pero ese no es el Dios de la Biblia. El verdadero Dios es santo, eterno y justo, y Él no puede ser reducido a la medida de nuestra comodidad Cuando la iglesia pierde la sensibilidad se pierde todo.
- Antes, llorábamos en la presencia de Dios; hoy, muchos ya no sienten quebranto ni siquiera en la adoración.
- Se predica desde el púlpito, pero no desde la intimidad con el Espíritu Santo.
- Nada verdadero puede nacer de la mente carnal, solo del Espíritu Santo que transforma la mente a la mente de Cristo (1 Corintios 2-16).
El peligro de un dios inventado
Dios mismo advierte en Salmos 50-21 que el hombre pensó que Él era como nosotros. Esa es la raíz de la idolatría: formar a Dios conforme a nuestra imagen, en lugar de rendirnos a Su gloria.
La iglesia no puede vivir de emociones ni de un “dios a la medida”. Ese Dios inventado nunca revelará su santidad ni confrontará nuestro pecado.
Ejemplos bíblicos de insensibilidad
- Sansón: “Y él no sabía que Jehová ya se había apartado de él” (Jueces 16:20). La insensibilidad nos vuelve ciegos al mover a Dios. Podemos seguir actuando, pero sin Su respaldo.
- El pueblo de Israel: Dios les envió a Moisés, pero muchos no creyeron (Éxodo 3:22). La incredulidad es fruto de corazones endurecidos.
- Jesús lloró sobre Jerusalén porque no reconocieron el tiempo de su visita (Lucas 19:41-44 Hoy, la iglesia corre el mismo peligro.
El llamado de Dios
El Apóstol Miguel Bogaert recuerda que el Espíritu Santo está hablando fuerte a la iglesia:
- Volvamos al altar del quebranto.
- No cambiemos la gloria por entretenimiento.
- Pidamos que el Espíritu Santo nos devuelva la sensibilidad de Jesús, para adorar en espíritu y en verdad.
Porque si Dios nos revela, no haríamos lo que no debemos hacer.
Llamado Final
Hermanos, no seamos como Sansón, que no se dio cuenta que Dios se había apartado de él. No vivamos de emociones pasajeras, ni de un dios fabricado en nuestra mente. Volvamos al Dios verdadero, al Dios santo, al Dios vivo.
Hoy el Señor nos llama a quebrantarnos, a recuperar las lágrimas en Su presencia y a vivir en santidad. Que la iglesia despierte de la insensibilidad y vuelva a sentir el fuego del Espíritu Santo.
