La palabra de Dios nos enseña el poder y las diversas maneras de actuar del Espíritu Santo, él se mueve de modo soberano, poderoso y particular, transformando de manera muchas veces imperceptible, cada una de nuestras vidas.
Cuando rendimos nuestra vida a Cristo, somos sellados con el Espíritu Santo de la promesa, dice la Biblia. Algo que podemos observar, es que el Espíritu Santo empieza a transformar nuestro modo de hablar.
Es interesante por ejemplo, tener en cuenta lo que nos dice la Biblia en el Evangelio según San Lucas 1:41-42
“Cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!”.
Específicamente, veamos lo sucedido con Elisabet. Ella fue la esposa de Zacarías el sacerdote, y fue la madre del profeta: Juan el bautista. Su nombre “Elisabet” es un término que significa: “Dios es mi plenitud”. Esta es una frase que nos recuerda que nuestro corazón sólo está en paz y gozo cuando se rinde a la voluntad del Señor. Dios es nuestra plenitud de vida.
El pasaje bíblico de hoy nos dice que Elisabet recibe la visita de María, y él bebe que estaba en su vientre (Elisabet contaba ya con seis meses de embarazo) saltó, y su madre Elisabet fue llena del Espíritu de Dios y “exclamó a gran voz”, ella habló de manera especial.
Es interesante ver también, que en el Libro de los Hechos de los apóstoles, cuando el Espíritu Santo venía sobre un grupo de personas o sobre un individuo, hablaban en otras lenguas, profetizaban o alababan al Señor. Esto nos enseña o nos permite concluir que, una de las obras del Espíritu Santo en el cristiano, es transformar su manera de hablar.
Conscientes, como hijos de Dios y personas de fe, sabemos que Dios desea lo mejor para su pueblo, debemos entonces hablar palabras de fe, palabras correctas y edificantes, palabras guiadas por el Espíritu Santo.
Procuremos entonces, que el Espíritu Santo ministre nuestros corazones, y demos lugar a su obra, y con seguridad todo será diferente. La evidente obra del Espíritu Santo en nuestra vida será palpable.