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“¿Por qué me sacaste de la matriz? hubiera expirado, y ningún ojo me habría visto. Fue como si nunca hubiera existido, llevado del vientre a la sepultura. ¿No son pocos mis días? Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco, antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte; tierra de oscuridad, lóbrega, como sombra de muerte y sin orden, y cuya luz es como densas tinieblas” (Job 10:18-22).
Como Job no está pronunciando solo palabras poéticas, sino sacando la intensidad de un sufrimiento insoportable, expresa otra vez su deseo de no seguir viviendo, de haber muerto antes de vivir en esta tierra. El lenguaje usado en esta parte final del capítulo es totalmente mortuorio. La manera cómo describe el estado de la muerte nos revela a un hombre que había perdido el gozo de la vida, y él sería un hombre dichoso si Dios le permitiera morir. Eso lo haría feliz.
“¿Por qué me sacaste de la matriz?” Con este nuevo reclamo, Job pone delante de Dios su profunda angustia y desesperación en su situación. Tal fue su condición que se arrepiente de haber nacido. Sus palabras “hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto” le echa en cara a Dios el haberse molestado en crearlo, si este era el destino que le tocaría vivir. Con estas palabras Job pareciera decirle a Dios “has quedado malparado al traerme aquí para sufrir”.
“Fuera como si nunca hubiera existido…” El pesimismo de Job no podía ser más grande. Y sentir que hubiera sido mejor salir del vientre de su madre, directamente al vientre de la tierra, revela el estado de Job en un hombre totalmente sin esperanza. Y esto parece un contraste con las palabras dichas por él mismo en los vv. 8-12, cuando exaltó a su Dios por haberlo hecho con tanta sabiduría, donde Dios como su Creador usó su arte y su mejor diseño al hacerlo.
“¿No son pocos mis días?” Job ha mencionado varias veces la brevedad de la vida, y con esta declaración Job vuelve a esa idea, y en consecuencia en la inevitabilidad de la muerte. Y cuando le pide a Dios dejarlo morir e ir al “lugar del no retorno”, es como si estuviera con esto buscando el consuelo de los muertos, porque otra vez, Job sigue creyendo que los muertos son bienaventurados, comparados con su actual estado de tanto dolor y miseria.
Tierra de oscuridad… de muerte y sin orden, y cuya luz es como densas tinieblas” Nadie había dado una descripción tan tétrica y patética de la muerte como la que dio Job en este texto. Con términos desoladores, Job describió la tumba y el estado de los muertos en un lugar donde se va “para no volver”. Pero también un lugar de: “tinieblas,” “sombra de muerte,” “tierra de oscuridad,” “lóbrega,” “sin orden,” y “densas tinieblas”. Y si no fuera por el desenlace de esta historia, que terminará en mucha más vida, estos textos serían los más tristes de la Biblia.
Aunque Job responde a la brevedad de la vida de una manera desesperada y lúgubre, también esto nos recuerda la importancia de la fe y la confianza en Dios. A pesar de nuestras circunstancias, podemos elegir a Dios, sabiendo que nuestras pruebas no son el fin de la vida, sino el método usado por Dios para llevarnos a niveles más altos de bendiciones. Démosle gracias a Él por nuestros sufrimientos, porque con eso sigue robusteciendo nuestra débil fe.
Con la experiencia de Job ¿podemos llegar a la conclusión que el desear la muerte es una alternativa para acabar con el sufrimiento?