Cuando tú tienes una vida sedentaria, lo único que te queda es pensar. No es fácil tener la capacidad de estar solo sin oír nada y pensar de manera positiva. Es muy difícil. Por eso es que vas en el auto y prendes el radio, estás solo en la casa y prendes el televisor. Quieres tener tu mente entretenida en algo porque, cuando te quedas solo tus pensamientos, lamentablemente, tienden al mal. Esa es la naturaleza humana. Cuando vemos el momento en que se encuentra Elías, lo que vemos es que se queda solo y comienza a meditar en ciertas cosas. Ante las preguntas de Dios, Elías dice las mismas cosas dos veces, lo que nos dice que eso es todo lo que está pensando. El problema es que no hemos aprendido a rumiar correctamente sino que lo hacemos de forma dañina, afectando toda nuestra manera de vivir.
“33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. 34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. 36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. 37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” Mateo 12:33-37
Del buen tesoro, se sacan las buenas cosas; las malas, del mal tesoro. Si lo que hay en tu interior es toda la decepción, el problema, el complejo, en el momento de soledad, de quietud, es en eso en lo que vas a estar rumiando en tu mente. Nos pasa a todos; por eso es que tenemos que aprender a ver la vida con la perspectiva correcta. Tiene que haber un momento en tu vida en que tú aprendas a detener ese ciclo de pensamientos que te mantiene en ese proceso. Tienes que aprender a depositar en el lugar correcto de tu corazón aquellas cosas en las que sí tienes que meditar. Dios le dijo a Josué: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que hagas y guardes conforme a todo lo que en él está escrito porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Así que tenemos que rumiar, pero tenemos que rumiar lo correcto.
¿Cómo solucionamos esto? Come bien porque, cuando dejas tu mente en ocio, te pones a comer tan solo para sentir algo; por no pensar, comes. La inactividad física tampoco ayuda. ¿Qué puedes hacer para detener el pensamiento rumiante en tu vida?
- Identifica las actividades en las que eres propenso a entrar en este proceso. Por ejemplo, en medio del tráfico. Busca cómo contrarestarlo, escucha algún audio de una prédica, pon música cristiana, escucha un libro audible. Pon tu mente a producir en algo alterno a la actividad que te hace propenso a pensar en cosas incorrectas.
- Identifica las personas con las que entras en este proceso. Hay gente que, cuando te rodeas de ellos, caes en esos pensamientos. Hay gente que tú tienes que amarla, pero de lejos. No necesariamente es que cortes esas relaciones, pero debes prepararte mentalmente cuando vayas a encontarte con ellos.
- Determina un tiempo preciso para pensar en ciertos problemas. ¿Necesitas pensar cómo resolver un problema de deudas? Dile a tu mente: Tienes quince minutos. Toma notas, y ya no pienses más en eso. Lo que te toma llegar a la solución para un problema es un par de minutos; ya después, todo lo que estás es perdiendo tiempo en tristezas que nada resuelven.
- No tengas largos periodos de introspección; muévete a la acción. Piensas tanto las cosas que no has comenzado ese negocio. Acciona.
- Llénate de la palabra de Dios. La única manera de poder rumiar correctamente en tu vida, es llenarte de la palabra de Dios. Tú no puedes sobrevivir tan solo con oír palabra los domingos en tu iglesia. Tú tienes que oír palabra 24 horas al día, canciones positivas. Medita en lo correcto. Si no te llenas de la palabra de Dios, y no te llenas de las cosas correctas, del mal tesoro sacas malas cosas. El hombre bueno, del buen tesoro saca lo bueno.