Juan 17:1-11 La oración de nuestro Señor Jesucristo por sus discípulos y por todos los que han de creer en el por medio de la predicación de ellos nos dice mucho de sobre lo que nuestro Señor anhela para nuestra vida mientras vivamos en este mundo.
Y estos anhelos del Señor los podemos aplicar a nuestra familia, esta oración nos permite comprender que es lo que el Señor quisiera para las familias de todos aquellos que somos sus hijos.
Reflexionemos en esta preciosa oración de nuestro Señor Jesucristo y apliquémosla a nuestra familia.
EL ANHELO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES LA SALVACION DE NUESTRA FAMILIA (VS 1-3)
Y ese debe ser también el anhelo de cada uno de nosotros que posiblemente aun tenemos familiares que no conocen a Cristo Jesús como su salvador personal, no podemos ser indiferentes ante la realidad de la vida eterna o de la condenación eterna para nuestra familia.
Como lo dice el versículo 3, la vida eterna es conocer al Señor Jesucristo como el enviado de Dios para salvarnos, pero lastimosamente muchos de nosotros como padres estamos mas enfocados en la vida terrenal de nuestros hijos, que ellos tengan buenos estudios, que tengan títulos académicos, que tengan una buena vida, pero ¿Y la vida eterna?
Tenemos que saber que cada uno de nosotros tenemos una promesa de salvación para nuestra familia, pero tenemos que predicarles el evangelio (Hechos 16:30-33)
Recordemos que la salvación de nuestra familia no depende de que se congreguen en una iglesia, o de que sus padres sean cristianos, ni de que estudien en un colegio o centro escolar cristiano, ni de que sean parte de una religión o de una organización religiosa, como claramente lo dice la palabra de Dios la vida eterna esta en Cristo Jesús (1 Juan 5:11)
EL ANHELO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES LA UNIDAD DE NUESTRA FAMILIA (JUAN 17:11 Y 20-21)
La trinidad es el máximo ejemplo de unidad para nosotros los cristianos, nuestro Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, unidos en propósito y en voluntad, y nuestro Dios anhela que esa unidad se manifieste en su iglesia y también en las familias que forman su iglesia.
Tenemos que comprender que una familia dividida no puede permanecer firme (Marcos 3:25) No podemos enfrentar los problemas de la vida con una familia dividida contra si misma.
Cada uno de nosotros tenemos que preguntarnos ¿Qué está afectando la unidad de nuestra familia?
En el matrimonio nos afecta nuestra falta de paciencia y tolerancia (1 Corintios 7:10-11) lastimosamente siempre nos resulta más fácil separarnos que luchar por nuestra relación, más fácil separarnos que perdonarnos, más fácil separarnos que reconocer nuestros errores y cambiar.
En nuestra relación con nuestros hermanos y hermanas muchas veces nuestro orgullo, nuestra soberbia, nuestros resentimientos hacen que los pleitos parezcan imposibles de resolver (Proverbios 18:19)
Pero la llave de estos pleitos, la llave para la armonía, la llave para estos cerrojos de alcázar que hay en nuestra familia la tenemos cada uno de nosotros, y esa llave es el PERDON.
Tenemos que reconocer que uno da las principales causas de los pleitos y divisiones en la familia es y ha sido siempre: El dinero, pero en la realidad la palabra de Dios nos declara exactamente la verdadera causa de estos pleitos que dividen tanto la familia, no es en si el dinero en si mismo, sino el AMOR al dinero (1 Timoteo 6:10) pues, aunque es difícil de aceptar, pero muchas veces amamos mas el dinero que a nuestra propia sangre.
EL ANHELO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES LA SANTIFICACIÓN DE NUESTRA FAMILIA (JUAN 17:14-17)
En épocas pasadas las personas entendían la santificación como alejarse del mundo, volverse ermitaños, no relacionarse con nadie, apartarse de todo y de todos.
Pero nuestro Señor Jesucristo nos dice algo maravilloso: No te pido que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
Nosotros y nuestra familia ya no somos de este mundo, pero seguimos estando en él, (vs 14 y 16) tenemos que trabajar, tenemos que estudiar, tenemos vecinos, tenemos compañeros de estudio, compañeros de trabajo, clientes, amigos, etc.
Tenemos que comprender que únicamente estando en el mundo podemos cumplir el propósito que nuestro Dios nos ha encomendado de ser sal y luz en este mundo (Mateo 5:13-14)
Cada uno de nosotros tenemos que ser sal y luz, nuestros hijos tienen que ser sal y luz, nuestro cónyuge tiene que ser sal y luz, en un mundo sin esperanza, en un mundo sin amor, en un mundo lleno de tinieblas.
Tenemos que vivir en un mundo en el cual por donde quiera que vayamos nos encontraremos con tentaciones de adulterio, drogas, alcoholismo, pornografía, ganancias deshonestas, y es por eso por lo que la oración de nuestro Señor Jesucristo es: Apártalos del mal. Y nosotros ¿Qué tenemos que enseñarle a nuestra familia para que se aparte del mal? EL TEMOR A DIOS (Proverbios 8:13)