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El alma y la mano de los diligentes

“29 ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición.”  Proverbios 22:29 

Una persona que es solícita en su trabajo es aquella que muestra la actitud correcta ante el trabajo.  Lamentablemente, muchos no muestran esta actitud.  Estos últimos no tienen resultados; pero a aquel que es solícito, algún día se le abrirán grandes puertas.  No es que vayas a pasar de pobreza extrema a riqueza abundante, pero la persona que trabaja con la actitud correcta ve resultados a través de toda su vida.  Es el duro trabajo a través del tiempo, la consistencia, la solicitud en tu trabajo, lo que te da las grandes recompensas.

El ser solícito en tu trabajo, te pone delante de reyes.  El que no es solícito en su trabajo, está siempre con los de baja condición.  El que es solícito prospera, se le abren puertas.  El trabajo no es producto del pecado.  Adán tenía trabajo antes de pecar.  Lo que pasó fue que entonces se complicó su trabajo, pasaría ahora más esfuerzo y tendría pocos resultados.  La Biblia dice que aunque el trabajo es difícil, duro y nos cuesta, peor es el camino del perezoso, está lleno de espinas, mientras que el del trabajador es como una planicie.

Aspira a trabajar, sal de la mente perezosa, haz tu trabajo con excelencia porque hay resultados para tu vida.

Cuando una persona no trabaja, cuando alguien es perezoso, comienzan a crecer los deseos incorrectos.  Una persona que trabaja, que lucha, sabe el valor del dinero y aprecia y tiene las cosas correctas en sus prioridades.  Cuando una persona es perezosa, ahí es que viene el deseo del pecado, de las cosas incorrectas, el deseo de hacer cosas que no debe.

“26 El alma del que trabaja, trabaja para sí, Porque su boca le estimula. 27 El hombre perverso cava en busca del mal, Y en sus labios hay como llama de fuego.”  Proverbios 16:26 

El que está en vagancia, el que no tiene aspiración de nada, comienza a trabajar para los deseos del alma, de la carne; comienza a pensar en las cosas incorrectas.

“4 El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada.”  Proverbios 13:4 

El alma es donde están nuestras emociones, nuestra voluntad, la mente de una persona; y el alma del perezoso tiende a tratar de satisfacerse a él mismo; esos son deseos negativos, carnales, incorrectos.  Pero el alma del diligente, del que trabaja, del que lucha, del que se esfuerza, esa es un alma que prospera y progresa.  Una persona que aspira a la pereza, que no quiere trabajar, que no tiene satisfacción por su trabajo, echa a perder sus pensamientos y su vida.  Pero el que trabaja, se mantiene enfocado.

Hay quienes piensan que la parte física del trabajo es lo único que se requiere para tener éxito, pero eso no compensa la actitud del corazón y del alma.

“4 La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece. 5 El que recoge en el verano es hombre entendido; El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.”  Proverbios 10:4 

La recompensa no es para el que meramente pone el esfuerzo físico, sino para el que tiene la actitud correcta; si lo hace a largo plazo, ve resultados.

“23 En toda labor hay fruto; Mas las vanas palabras de los labios empobrecen.”  Proverbios 14:23 

El que es perezoso, todo lo que hace es hablar.  Otros no dicen mucho, pero toman acción, son productivos.  El perezoso siempre tiene una buena excusa.  El productivo toma acción, hace lo que tiene que hacer para alcanzar lo que se ha propuesto.

Llénate de fe, anímate a crecer, a desarrollarte, y sal a trabajar con la actitud correcta.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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