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Dios nos toma en serio

Dios quiere que participemos en sociedad con Él cuando está llevando a cabo los grandes milagros a favor de nuestras vidas. Decíamos que Eliseo le pregunta a esta viuda: ¿qué tienes en casa? y al hacer esto la está involucrando en este proceso porque decíamos que a Dios le gusta trabajar con nosotros en la elaboración de Sus milagros, nuestros milagros.

Una de las cosas que tenemos que tomar en cuenta es que Dios nos toma en serio y que Él quiere que nosotros nos tomemos en serio a nosotros mismos también. Hay cosas que Dios quiere hacer en nuestra vida y que no las hace porque nosotros no estamos cooperando con Él, estamos indolentes y pasivos y creemos como que Dios lo tiene que hacer todo, no. Hay cosas que Él quiere que hagamos y a Él le gusta trabajar en sociedad con nosotros.

Aquí ella le responde ante la pregunta de Eliseo: «Tu sierva ninguna cosa tiene en casa sino una vasija de aceite.» Es interesante que muchas veces las cosas que Dios necesita para hacer sus milagros no son adecuadas desde el punto de vista humano. Cuando Dios nos pide que participemos en la elaboración de Sus milagros generalmente vamos a descubrir que no tenemos los recursos necesarios para que el milagro se opere de forma natural porque, en la vida cristiana, Dios siempre obra por medio de la fe.

Hay algo interesante y es que muchas veces tenemos que descalificarnos antes de que Dios pueda hacer algo a través de nosotros para que la gloria sea de Dios y no nuestra. La Biblia dice que tenemos este tesoro en vasos y vasijas de barro para que así mismo la gloria sea de Dios y no nuestra. El Evangelio sublime de Dios encarna en hombres imperfectos, quebradizos, pecaminosos, propensos a errar para que en última instancia todo redunde en gloria para el Señor.

Entonces Eliseo le dijo: «Ve, pide vasijas prestadas por todas partes de todos tus vecinos, vasijas vacías; no pidas pocas.
2 Reyes 4:3

Dios se deleita en usar vasijas de barro, gente imperfecta, recursos inadecuados porque Él quiere mostrar Su Poder de esa manera. Y aquí tenemos que esta mujer le dice: mira lo único que yo tengo en mi casa, es tan pobre esta mujer que lo único de valor posible que ella tiene para resolver su deuda es una vasija de barro, una olla podríamos decir en términos más comprensibles para nosotros. Una sola, no muchas sino una sola, pero eso era suficiente para comenzar el proceso, era como que, para que la Escritura se cumpla.

¿Recuerdan el pasaje cuando el Señor está con Sus discípulos que lo van a arrestar y había una profecía de que iban a haber unas cosas allí, que el Señor iba a ser contado entre los maleantes, y pues dice: ¿cuántas espadas tienen entre ustedes? como era una violación quizá tener espadas sin una licencia o como se llame y encuentran por allí una espada toda dañada y mohosa, y dicen: bueno lo único que tenemos es este cuchillo de cocina aquí y el Señor dice: Eso es suficiente para que se cumpla la Escritura.

Muchas veces todo lo que Dios necesita es simplemente una acción básica de nuestra parte. Dios no es muy demandante pero Él sí quiere que nosotros hagamos un esfuerzo.

Si queremos conseguir un trabajo Dios no quiere que estemos ahí en la cama leyendo el periódico porque creemos que Dios lo va a traer y alguien va a venir y nos va a sacar de la cama para vestirnos y llevarnos al trabajo, el Señor quiere que leamos el periódico pero para buscar en la hoja de anuncios clasificados y ver si encontramos, que llamemos por teléfono, que preguntemos a nuestros amigos: oye ¿tú sabes de algún trabajo por ahí? Dios quiere que hagamos nuestra parte, que seamos diligentes.

Dios le dice a Josué: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente» Dios le había prometido la tierra pero él tenía que pelear las batallas para obtener la victoria con el Poder y la ayuda del Señor.

Entonces Eliseo le dice: ¿qué tienes en tu casa? esta mujer le dice: bueno, tengo una vasija de aceite. Ella tiene que buscar, tiene que proveer algo, tiene que dar un depósito y la vasija es el depósito. Y entonces él le dice: «Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías no pocas.»

Esta mujer, de nuevo, tiene que ahora hacer diligencias. Dios va a hacer un milagro portentoso que va a durar siglos, todavía estamos nosotros beneficiándonos de este gran milagro pero requiere que ella haga su parte, entonces les manda a sus hijos por todo el vecindario para buscar muchas vasijas, muchas ollas para llenarlas todas de aceite.

No es muy elegante esto ¿no? Uno hubiera querido que Dios hiciera un hoyo en la Tierra, lo forrara de barro muy bonito, o de metal y entonces que surgiera de la base, si yo hubiera hecho el milagro yo lo hubiera hecho así pero Dios hace Sus cosas como a Él le da la gana ¿no? que el aceite surgiera y que hubiera allí un pozo de aceite de oliva extra virgen. Pero esta mujer ahora tiene muchas vasijas, tiene el piso de su casa todo lleno de vasijas.

Jesús les dijo: «Llenen de agua las tinajas.» Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: «Saquen ahora un poco y llévenlo al mayordomo.» Y se lo llevaron.
Juan 2:7

Yo me imagino que Dios quería también que todo el vecindario fuera parte de este milagro, que vieran la gloria de Dios ¿no? porque muchas veces los milagros que Dios quiere hacer en nuestra vida no son solamente para nuestro propio beneficio sino que Él quiere que la fe de la comunidad alrededor de nosotros aumente también y que mayor gloria redunde de lo que Él está haciendo.

Entonces yo creo que había una razón por la cual Dios manda a esta mujer a buscar vasijas por todo el vecindario, porque Él quería proyectar Su Poder a todos los que estaban alrededor de esta mujer. ¿Sabe que nuestras pruebas, nuestras luchas si las resolvemos en el Señor tienen un poder evangelístico para bendecir a otros también y hablarles de ese Dios misericordioso, poderoso, real, fiel que interviene a nuestro favor que tenemos como hijos de Dios.

Entonces esta mujer se glorifica en que esta mujer y sus hijos se involucren en la elaboración del milagro y por eso los manda a buscar. Esto es lo que yo llamo en la Biblia un milagro compartido. Dios involucra a la mujer, involucra a sus hijos, involucra a la comunidad, involucra las energías de todo el pueblo, este milagro involucra muchas vasijas y todo esto es parte del propósito de Dios.

Y entonces esta mujer tiene que encerrarse. Hay una parte pública para el milagro pero también hay una parte privada para los milagros. Entonces esta mujer tiene que encerrarse y Dios va a hacer la otra parte necesaria pero en ese involucramiento comunitario Dios está siendo glorificado también.

Continuaremos con nuestra meditación en nuestro próximo segmento, Dios te bendiga.

 

Fuente:
Apóstol Roberto Miranda

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