El Señor habla de un siervo que se ha pasado todo el día trabajando, llega ya asumimos en la tarde o en la noche a la casa de su señor, y este Señor en vez de decirle: hey pasa, descansa, ponte cómodo, le ordena que continúe trabajando, y el Señor Jesucristo dice: Esta es la manera en que los hombres normalmente tratan con sus siervos. Y Él dice: Ustedes también son siervos, y cuando ustedes hayan hecho todo lo que Dios espera que ustedes hayan hecho, deben decir para ustedes mismos: siervos inútiles somos porque hicimos todo lo que se nos había pedido que hiciéramos.
Y en nuestra última meditación yo decía que el Señor está usando esta parábola de un siervo maltratado por su señor como una ilustración hiperbólica, exagerada, de una verdad muy importante que nosotros siempre tenemos que tener en cuenta en nuestra relación con Dios y que es la base de toda relación apropiada de un hijo de Dios con el Dios Creador, el Dios altísimo, todopoderoso, y esa actitud de reconocimiento de nuestra pequeñez ante la grandeza de Dios debe ser el fundamento de todas las cosas que nosotros hacemos aquí en la Tierra.
Esta parábola por lo tanto, como que tiene dos dimensiones ¿no? una dimensión nos describe cómo son las cosas en realidad, cómo nosotros somos verdaderamente ante la Presencia de Dios. Debemos decir que ante la grandeza divina no somos nada, ante todo lo que Dios ha hecho por nosotros se lo debemos todo, ante el hecho de que ya Dios nos ha dado más de lo que merecíamos no tenemos derecho a pedirle nada. El hecho de que Dios es tan autosuficiente que por más que nosotros querramos hacer nunca haremos lo suficiente y todo lo que hagamos será meramente simbólico ante la suficiencia de Dios. Esa es una parte, la insuficiencia del hombre, la insuficiencia de los siervos de Dios.
Ahora, por otra parte, esta parábola como un contraste, nos invita a recordar que la manera en que nos trata Dios a nosotros es muy diferente a esa realidad de insignificancia ante la grandeza de Dios. Mas bien el Señor está como trazando una ilustración para invitarnos a pensar en lo contrario de lo que esa ilustración sugiere, y es el hecho de que en realidad nosotros tenemos un Dios lleno de gracia y de misericordia que en vez de tratarnos en la forma despectiva, irrespetuosa, exigente, desconsiderada que vemos aquí retratada en esta parábola del señor que trata a su siervo así en una manera injusta, Dios nos trata de la manera totalmente contraria; nos trata con amor, nos trata con bondad, aunque tiene todo el derecho de hacer lo contrario.
Y para mí ese primer nivel interpretativo de nuestra insignificancia e impotencia ante la grandeza de Dios es muy instructivo y no debemos perderlo de vista, y es algo sobre lo cual yo quiero insistir un poco más ¿no?
[pull_quote_center]¿Quién de ustedes tiene un siervo arando o pastoreando ovejas, y cuando regresa del campo, le dice: ‘Ven enseguida y siéntate a comer’?Lucas 17:7[/pull_quote_center]
El Señor usa la imagen de un siervo, en realidad es un esclavo. La palabra que se usa en el griego original es: dulos ¿no? un esclavo, una persona que no se pertenecía a sí mismo, que pertenecía a su señor, un hombre que no tiene voluntad propia en última instancia, no tiene derechos; tiene que hacer todo lo que se le manda, no puede mandarse a sí mismo, no puede hacer decisiones independientemente de lo que su dueño determina.
Ahora, es importante aclarar algo y es que, Jesús no estaba a través de esta parábola excusando o promoviendo la esclavitud o el maltrato de las personas, Él estaba mas bien describiendo un hecho de Su tiempo. Las parábolas solamente pueden enseñarnos hasta cierto punto y después nosotros tenemos que hacer ajustes ¿no?
Lo que el Señor quería decir era que este hombre se parece mucho a nosotros ¿no? Es como cuando en nuestro tiempo una persona trabaja para una corporación o un hospital, o una firma de abogados y es un empleado para esa firma ¿no? Se supone que esa persona trabaje hasta que el trabajo se haya hecho. Si se toma sesenta horas a la semana está bien, por eso la corporación le paga una gran cantidad de dinero y se supone que esta persona trabaje hasta que haya hecho todo aunque sea a veces sea trabajo excesivo. Aquí en Estados Unidos donde nosotros vivimos es así.
Si a ti te pagan no por hora sino por una posición que tú ocupas de manager o de administrador tú tienes que trabajar todo lo que sea necesario para que se lleve a cabo la tarea de la corporación y si trabajas excesivamente no te dan las gracias, ni te dicen como que has hecho la gran cosa sino como que se espera que eso es lo que tú has de hacer.
Pablo se llamaba: esclavo de Jesucristo. Filipenses 2:7 dice que Jesucristo tomó forma de siervo, de esclavo. Tanto Pablo como Jesucristo son descritos como esclavos de Dios que en última instancia no esperaban un trato especial por su condición sino todo lo contrario, y esa debe ser la de todo creyente. Esa actitud de no merecer nada de parte de Dios, de saber que se lo debemos todo al Señor, que Dios no tiene que estar dándonos las gracias por nada ni haciendo cosas especiales por nosotros.
Esa debe ser la actitud fundamental de nuestras acciones. Debe como enmarcar el entendimiento de lo que somos fundamentalmente con relación a Dios y Su Reino, somos siervos de Dios, somos esclavos en un sentido de Dios. Él tiene todo el derecho y nosotros en última instancia, ninguno. Dios no nos debe nada, nosotros se lo debemos todo a Él. Él dió a Su Hijo unigénito para salvarnos en la cruz del calvario, Él nos ha bendecido con toda bendición espiritual, nos ha librado del infierno, no nos ha dado lo que nosotros merecíamos que es el castigo y la muerte eterna. Entonces ya Dios ha hecho todo lo que Él tiene que hacer y nosotros somos deudores perpetuos delante de Él.
Sabe, a veces nosotros creemos que porque servimos al Señor y porque le damos el diezmo o le damos ahí una ofrenda pequeña como que Dios entonces está obligado a hacer cosas por nosotros. Creemos que Dios tiene que bendecirnos y a veces no lo decimos así, pero detrás de nuestra mente eso es lo que entendemos. Dios: si yo estoy haciendo esto por Ti, si estoy yendo a la Iglesia, si estoy dando dinero, estoy sirviéndote pues entonces Tú tienes que darme un trato especial y tienes que librarme de problemas y de pruebas, y atender a mi familia, y contestar a todo lo que yo te pido, tienes que sanarme, tienes que proveerme.
Lo que la Biblia claramente enseña es que Dios no tiene que hacer nada por nosotros. Todo lo que Él hace es por gracia, por misericordia y nosotros tenemos que tener esa actitud de total apertura a la Voluntad de Dios, de total entrega a la Voluntad del Señor, y cuando lo hayamos hecho todo tenemos que saber que, en última instancia, dado todo lo que Dios ha hecho por nosotros y las muchas veces que nosotros le ofendemos, en realidad no hemos hecho nada y tenemos que tener esa actitud de siervos, de esclavos.
Decir siempre en nuestro corazón: Señor, lo que Tú quieras de mí eso es lo que voy a hacer, yo no me mando a mí mismo, no tengo derecho de aspirar o pedirte nada, y lo que te pido es sabiendo que será por gracia que Tú me has de contestar. Continuaremos con nuestra meditación más adelante, que el Señor les bendiga.
Todos nosotros somos como el inmundo, Y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas. Todos nos marchitamos como una hoja, Y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.
Isaías 64:6