Caminando por la vida, sin encontrarle sentido a todo, enfrentando diferentes situaciones que muchas veces te llevan a un estado anímico que te hace sentir solo, abandonado, desorientado, triste y con mucha rabia por lo que te está tocando vivir.
Y es que la falta de un empleo está causando en tu círculo más cercano diferentes discusiones y eso te hace sentir muy mal, y es que no es culpa tuya no encontrar ese empleo que tanto deseas, porque si por deseos de encontrar fuera, hace mucho que lo hubieras obtenido, pero no sabes que pasa, no entiendes porque las puertas se cierran, porque cuando sientes que ese empleo es el tuyo, las cosas cambian radicalmente y regresas al mismo lugar donde comenzaste la búsqueda.
Y es que la infidelidad que sufriste y que te partió el corazón te ha convertido en una persona fría, sola, decepcionada. Y es que nunca esperaste que la persona que tanto amabas y la que te expresaba que sentía lo mismo que tu te hiciera esto. Esa traición te ha dolido más de lo que un día imaginaste y ha gobernado completamente tu mente, pues todo el tiempo andas pensando en ello y es por eso que tu actual estado, es el que es.
Y es que tus fallos recurrentes te hacen pensar que Dios está cansado y decepcionado de ti. Has luchado con la misma área de tu vida durante mucho tiempo y cuando creías que la habías superado, vuelves a caer de una forma vil que te lleva a un estado de soledad y decepción por no poder cumplir con la promesa que a lo mejor le hiciste a Dios.
Realmente no sé qué es la situación que hoy estás pasando, pero lo que sí sé, y tú también sabes es que eso está causando en ti ese estado anímico en el que te encuentras.
Estás allí, solo, triste, con muchas ganas de llorar, esperando que algo suceda, esperando que algo cambie, pero que, sin embargo, por alguna razón todo sigue igual.
Quisieras que Dios te hablara de forma audible, quisieras escuchar su voz para tu vida diciéndote que está contigo, diciendo que todo estará bien o que simplemente no te preocupes más.
Y es en esos momentos en donde nos sentimos así, cuando nuestra alma se humilla, cuando nuestro espíritu se rinde ante Dios y de nuestra boca salen las palabras:
“¡Dios háblame!”
Y es que necesitas que Dios te hable, y es que tu espíritu ya no puede más, y es que tu alma se siente triste, y es que tus fuerzas físicas de a poco se te acaban y es que si Dios no te habla sientes que vas a rendirte.
Mientras tanto en el cielo todo estaba preparado, Dios sabía que este momento llegaría, Dios sabía que ibas a estar acá en este momento, a esta hora, en ese lugar y por eso Él quiere hablarte y decirte lo siguiente:
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”
Isaías 41:10 (RVR1960)
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”
Isaías 43:2
“He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”.
Génesis 28:15.
“He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”
Isaías 43:19
“Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.”
Jeremías 1:19
“Voy a dar a conocer lo que Dios ha decidido. Él me dijo: «Tú eres mi hijo; desde hoy soy tu padre. ¡Pídeme lo que quieras! Te daré como herencia las naciones; ¡todo el mundo será tuyo!”.
Salmos 2:7-8 (TLA)
Cada una de estas palabras fueron escritas especialmente para ti, para que en el momento que las necesitaras llegaran a tu vida y fueran un bálsamo que alivie tu angustia y aumente tu fe para poder creer que no estás solo y que de esta también vas a salir
¡Ánimo!, Dios te ama tanto que preparó este momento especialmente para ti, por eso y más ¡No te rindas!
Mantente en paz, confiando y buscando a Dios en medio de todo lo difícil porque Dios obrará en tu vida.
“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.”
Filipenses 4:6-7 (NTV)