Aunque no nos guste el tema del huracán María, tenemos que tocarlo porque, sin duda, tanto en nuestra iglesia como en todo Puerto Rico, marca un antes y después. En septiembre de 2017, nuestra Isla recibió el huracán más grande documentado en nuestra historia. Nuestras instalaciones se vieron también afectadas; Y durante algún tiempo hemos estado hablando de lo que sucedió. Hay quienes no saben la magnitud de lo que ocurrió, pero ese momento histórico cambió nuestra vida y la de Puerto Rico y nuestra iglesia; Cambió nuestros planes; No pensábamos construir y vamos a tener que hacerlo.
Todavía hoy es impresionante ver las imágenes de todo lo que ocurrió. Nadie se esperaba que fuera así. Aquellos que lo vivimos, tenemos recuerdos muy fuertes y muy vivos de esos momentos. Los que estuvimos aquí esos días inmediatamente después del huracán, vimos cosas que no se pueden plasmar en vídeo, o que no necesariamente se pueden percibir del todo en vídeo, pero el vídeo que te compartimos hoy, es una buena muestra de lo que sucedió.
No quisiéramos tener que abundar tanto en este tema, pero tenemos que hacerlo al menos hoy, como parte del recuento de nuestros 25 años de ministerio, porque es de ese momento que surgen nuevos proyectos que no teníamos pensados. Nunca pensamos en construir como vamos a tener que hacer. Nos dedicamos a sembrar en todos los templos de todos nuestros amigos que construían, siempre dando gracias a Dios de que al menos eso era algo que nunca tendríamos que hacer, reconociendo que hemos sido bendecidos. Ya luego del huracán, hemos tenido que hacer cambios tanto en la escuela, como en el canal de televisión, en la radio; Todo se trastocó porque, el edificio donde estaba el santuario –que acomodaba unas 5,700 personas – albergaba también nuestras oficinas, las del canal de televisión, de las emisoras de radio, los estudios de televisión, y también nuestra escuela. Así que aquel edificio albergaba muchas cosas, por lo que, al llegar el huracán y quedarnos sin ese edificio, hemos tenido que acomodar todo en diferentes lugares.
Una de las experiencias que vivimos en los días inmediatos al paso del ciclón, fue que llegaron miembros de nuestra iglesia con lo necesario para limpiar, tratando de arreglar aquel lugar y cooperar en lo que se pudiera. No quisimos quitarles ese deseo de hacer algo, aun sabiendo que ya aquel edificio no podríamos usarlo más. Recordábamos la historia, luego de la muerte de Cristo, cuando llegaron mujeres a su tumba con especias aromáticas que prepararon, para ungir el cuerpo de Cristo; Aquellas mujeres estaban en un momento en que sus vidas habían cambiado, su Maestro había muerto, y llevaron estas especias para hacer de una tumba, de un lugar fúnebre, un lugar agradable. Debemos aprender a transformar los momentos difíciles en momentos de bendición.
Te compartimos una porción de lo predicado en nuestro primer mensaje luego del embate del huracán:
La gente afuera no entiende por qué estamos aquí. Aquí estamos hoy, ricos, pobres, gente de todas las edades, por una sola cosa: Agradecidos porque un día Dios cambió nuestra vida, porque cambió nuestra familia, porque ha traído salvación, esperanza, restauración. Tú no entiendes lo que ha pasado, estás en la tumba, pero estás hoy agradecido de que un día, un encuentro con Dios cambió tu vida para siempre. Estás aquí para perfumar este lugar con olor grato, con alabanza y adoración. Aunque tú no entiendas lo que está pasando en tu vida, que tu agradecimiento hoy te lleve a alabar, adorar y agradecer a Dios porque tu vida cambió. Aunque no entiendas por qué pasó, da gracias. ¿Dónde estaríamos si un día no nos hubiéramos encontrado con Él? Aquellas mujeres estaban aturdidas, preocupadas, como quizás lo estás tú hoy. No entendemos por qué pasó. Teníamos planes e ideas; Dedicamos nuestra vida ahí. Después que saldamos el templo, ahora se destruye. Estas mujeres estaban confundidas, como estamos nosotros hoy. Todos teníamos planes. Hay casas de gente aquí que desaparecieron. Hay gente que no sabe dónde va a trabajar. No sabemos qué vamos a hacer, pero en medio de todo, tenemos que traer olor grato y dar gracias porque sin Dios no hubiéramos sido absolutamente nada; Y los planes que teníamos, los teníamos por Él, porque un día Él cambió nuestras vidas, por lo que sabemos que ahora hay nuevos planes que Él tiene para nosotros. ¿Por qué ir a adorar? ¿Por qué ir a la iglesia? Por agradecimiento. Se destruyó el templo, ahora no tienes trabajo, pero si tú no hubieras conocido a Dios, tu vida no hubiera sido la que es hoy.
Aquel fue un servicio muy emotivo. Cantamos los himnos nacionales. Teníamos una bandera de Puerto Rico y otra de Estados Unidos en la cancha de nuestro colegio, y ambas sobrevivieron al huracán –una de ellas totalmente rasgada – y logramos bajarlas. Ese edificio se perdió por completo, y esas banderas las tenemos guardadas; Van a tener un lugar en nuestro nuevo edificio.
Dios nos dio una página en blanco. Tenemos una oportunidad, y si hoy miramos el futuro de una manera diferente, es porque hubo un huracán María que nos dio un impulso en áreas que no esperábamos. Ahora nos movemos hacia adelante, hacia una nueva estructura, una nueva iglesia, un nuevo lugar para adorar al Señor.
Te compartimos esto porque, a pesar de todo, nosotros estamos celebrando, y queremos que, si tú hoy también tienes una página en blanco ante ti, veas que, a pesar de la crisis, en el Señor, hay futuro.