Estás agotado, lo has dado todo y sientes que no es suficiente, aún hay mucho por resolver. Estás tan cansado que ni siquiera puedes pensar con claridad, tienes la mente embotada, estás desanimado y exhausto. No tienes fuerzas para avanzar, sabes que debes seguir adelante, pero tratas y no puedes. No puedes explicarlo, pero sientes cómo el alma se te va debilitando; sientes que tu corazón no es el mismo, que tus sentimientos ya no son los de antes; no sabes adonde fueron tus fuerzas y tu pasión.
Lo que sucede es que simplemente estás Desgastado.
Cuando llegas a ese punto o te renuevas o te quiebras no hay más opción. Evidentemente, lo que Dios quiere para ti es renovarte y revitalizarte. Esto no tiene que ver con cambios externos, tiene que ver con cambios profundos en el corazón, los cuales se verán reflejados en tu vida exterior.
La renovación requiere como paso inicial rendir la vida y sus afanes al Señor. Una famosa frase del Dr. Charles Stanley es esta: “De rodillas somos más altos y más fuertes” y, ciertamente, es así arrodillarnos ante Dios nos dará las fuerzas para ponernos de pie ante la vida.
Entrégale las cargas a tu Padre y abandónate a Él con la confianza de que Su amor será suficiente y de que Él te ayudará. Esperar en Dios, confiar en Él, será un proceso restaurador y sanador para tu alma desgastada.
No se trata de correr a El desesperadamente y gritar por lo que necesitamos, se trata de ir a Él y decirle cuánto queremos y necesitamos Su presencia en nuestra vida, cuánto confiamos y dependemos de Él y, luego, mostrarlo con nuestras acciones. Confiar en Dios y permitir que Él se ocupe no es vagar: es dejar de preocuparnos; es vivir a Su ritmo y en Sus tiempos; es tener el corazón reposado, con la seguridad de que Él cuida de nosotros.
Los que confían en Dios, obtienen de Él (Quien es la fuente) nuevas fuerzas, altura y velocidad, es decir, todo lo necesario para atravesar los tiempos difíciles y no terminar destruidos.
Cuando nuestras fuerzas no son suficientes y nos sentimos desplomados ¡necesitamos confiar en Dios! Él tiene el amor y el poder para renovarnos y elevarnos. Confiar en Dios, en este caso, significa reposar en Él. Ve y descansa en manos de tu Padre celestial.
Descansa en el Señor pueblo de Dios. ¡!!!