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Deja la cojera

“En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?  Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,  y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.  Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.”  Mateo 18:1-4

Llegar al lugar donde Dios manifestará la grandeza en ti requiere un proceso de dos etapas.  Jesús dice: Tienes que volver al estado de inocencia, donde tu mente no ha sido adulterada, contaminada.  Los niños creen todo, aspiran a todo.  En algún momento dado, hemos sido víctimas de los sueños rotos de nuestros padres; nuestro crecimiento y desarrollo han sido limitados por sus frustraciones.  Y tenemos una sociedad de gente con sueños rotos, gente que piensa que su tiempo pasó, que sus sueños ya no tienen cabida.  Pero aunque a ellos no se les dio, a ti se te puede dar; aunque no lo lograron, tú lo puedes lograr.  Tu grandeza no se mira a través de tus padres, sino desde los cielos.  Sé todo lo que Dios quiere que tú seas; si tus padres te celebran, gloria a Dios; pero no creas que has llegado por su aplauso; siempre mira a la grandeza de lo que Dios quiere alcanzar a través de ti.  Tú no estás aquí para cumplir los sueños de una familia, sino los de Dios.  No lo van a entender ni te van a apoyar, pero tú estás aquí para celebrar la grandeza que Dios depositó en ti.  Más que tu ADN familiar, hay un ADN espiritual que tú cargas que dice que tú fuiste destinado para algo más poderoso, más grande.  El beneficio más grande, eventualmente, lo va a recibir tu familia; si Dios hace tu nombre grande, las puertas se le abren a tu familia; tendrán dónde comer, a dónde ir, podrás cuidar de tus padres, darles la mano.  Por eso, hoy, tú tienes que ser más que el producto de los sueños rotos de tus antepasados.

La segunda etapa es un despertar espiritual.  Somos espíritu, tenemos una mente y vivimos en un cuerpo.  Tu cuerpo no es límite para lo que Dios puede hacer; pero, para alcanzar el nivel de grandeza al que Dios te ha llamado, tiene que despertarse el hombre, la mujer interior, el alma viviente que está dentro de ti, que te dice que es posible.

“Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.  Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.”  Hechos 3:1

¿Tú sabes qué es que te lleven a la iglesia desde pequeño, y te quedes igual toda tu vida?  Ahí es que la gente se frustra en la iglesia, porque no ven resultado.  ¿Dónde es mejor pedir limosna?  Donde tú piensas que la gente te la va a dar; y se supone que en el templo haya gente caritativa, así que era una estrategia.  La gente acomplejada llega a la iglesia; allí todos te aman y te quieren, a pesar de tus problemas; allí creen contigo por lo que Dios va a hacer en tu vida.  Van, no necesariamente buscando limosnas físicas, pero sí emocionales; van para que gente cuide de su cojera.  Y hay quienes van a ser cojos toda la vida; Dios nos asigna gente que en otro sitio no cabe.  Pero en la iglesia deberíamos eliminar la limosna emocional; tú no necesitas que el pastor te dé la mano para que tu vida cambie.  Hay iglesias donde el pastor te da la mano, sabe tu nombre, va a tu casa, pero tú sigues igual toda tu vida; eso es un mal negocio porque lo que eres es un cojo que va a un lugar donde te sientes bien, pero vas esperando limosna, que no es otra cosa que lo que le sobra a los demás.  Tú no fuiste hecho para vivir de lo que les sobra a los demás, para estar pidiendo limosna, para depender emocionalmente de los demás; tú fuiste hecho para la grandeza; a lo mejor naciste cojo, pero Dios no te quiere cojo toda tu vida.  Dios te va a sanar de tu cojera, y vas a terminar caminando, en el nombre poderoso de Jesús.  Recibe esta palabra.

“Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.”  Hechos 3:4

En el texto original, donde dice que Pedro fijó en él sus ojos, en realidad lo que dice es “viendo la oportunidad”.  Cuando Pedro vio aquel hombre, vio una oportunidad; la gente de propósito siempre ve oportunidades en aquellos que siempre necesitan.

“ Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;”  Hechos 3:7

Pedro lo levantó.  Aquello fue un acto de “deja de estar pidiéndome”.  Que este mensaje te levante hoy, como Pedro levantó a aquel cojo.  Deja de rogar por que el banco te dé el dinero, que tu familia te quiera.  Párate, afirma tus tobillos.

“ y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.  Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.”  Hechos 17:8-9

Aquel cojo entró andando, saltando y alabando; pero el pueblo solo le vio andar y alabar; no le vieron saltar. Los religiosos nunca ven lo emotivo del milagro de Dios en tu vida.  No pudieron identificar el cambio que hubo dentro de él; porque al religioso le gusta que tú necesites de limosnas para tenerte atado física, emocional, espiritualmente; pero, cuando Dios te levanta para la grandeza, cambia tu situación física para que puedas caminar, te pone a alabar, pero también te pone a saltar; tú demuestras la pasión en tu vida, se despierta la grandeza que hay dentro de ti.

Se tiene que despertar ese niño que hay dentro de ti, que debe disfrutar todo lo que Dios quiere hacer contigo, que por todo brinca, salta, que lleva la música por dentro, que cuando llega a algún lugar, hay algo dentro que le dice a la gente que algo cambió.

Y dice la Biblia que entraron por una puerta y salieron por otra; muchos siguieron a aquel hombre que habían visto andar, saltar y alabar a Dios.  Se acabó para ti la limosna emocional; Dios te va a hacer andar, te va a hacer saltar, y Él va a hacer que tú le alabes, para testimonio de todos a tu alrededor.  Se acabó ir al templo y salir de la misma manera.  Hoy, algo dentro de ti va a saltar, se va a despertar y va a decir: Ya no necesito más lo que había estado buscando por tanto tiempo; voy a vivir andando, saltando y alabando a Dios dondequiera que yo vaya.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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