La única manera de tú recibir el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, es a través del estudio de la Palabra. Tres cosas tú debes buscar en la Biblia al momento de estudiarla:
- Principios de vida – Busca alegorías, metáforas, y transfiérelas a principios de vida. Mira cómo vivió y actuó José, por ejemplo, en tiempo de crisis, cómo administró, e identifica el principio de vida. Pero la Palabra es más que eso, porque un principio tú lo puedes encontrar en la motivación, fuera de la iglesia. Al verlo a través de la Palabra, lo que haces es espiritualizarlo con un ejemplo bíblico.
- La humanidad de Jesús – Busca la parte humana de Jesús, para que sepas cómo actuar con tu hermano y con aquellos a tu alrededor. Si solo estudias las reglas del Antiguo Testamento, pierdes tu humanidad. Tú necesitas saber cómo Jesús trabajó con el pecador, cómo trabajó con su humanidad. Pero tampoco esto lo es todo.
- La obra redentora de nuestro Señor Jesucristo – En José, podemos ver principios de vida; pero cuando lo estudias para ver la obra redentora de Cristo, ves a Jesús representado en José, y cómo José fue maltratado, como luego lo sería Jesús. De Génesis a Malaquías, todo apunta a la obra redentora de Cristo; igual hasta Apocalipsis. Esto es lo más importante, pero es lo menos que la gente busca.
Cuando tú conoces la obra redentora de Cristo, lo que él vino a hacer, tu vida cambia. Si no te expones a la Palabra, si no la estudias, no obtienes este conocimiento; tienes que meterte en la Palabra para que comiences a entender lo que él hizo por ti.
Este conocimiento va dirigido a conocer el carácter de Dios, lo cual es importante para tu vida moral. Las leyes morales de una nación, cambian a través del tiempo, pero el carácter de Dios es el mismo siempre. Tu moralidad no está basada en una regla de la Biblia, sino en el Autor de la Biblia y el carácter de Él, porque aun en la misma Biblia hay cosas que cambiaron a través de la historia en la cultura. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, se permitía la poligamia. Hoy no se permite. Las leyes y las culturas cambian; lo que moralmente es permitido cambió. Pero el carácter de Dios sigue siendo el mismo. Así que, más que estudiar reglas y leyes, conoce el carácter de Dios. Porque cuando no hay reglas y leyes, lo que te gobierna a ti es conocer el carácter de Dios, conocer lo que Él piensa.
Cuando tú basas el conocimiento moral en las leyes, ves batallas. Y sí, hay ciertas leyes morales que debemos proteger; pero tú no debes asustarte cuando el mundo cambie lo que es moral y lo que no. Tú no necesitas una ley para que te diga qué es moral. El mundo puede decir lo que sea, pero tú conoces el carácter de Dios, y el carácter de Dios te dice lo que debes hacer, cómo te debes comportar, aunque la sociedad haya querido cambiar las reglas y la moralidad. Así que, tú vas a la Palabra, buscando conocer ese carácter.
“6 Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: !!Jehová! !!Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; 7 que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.” Éxodo 34:6-7
Moisés no describe reglas, sino el carácter de Dios; dice: Esto es Dios, y lo que Él guarda.
“6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. 8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? 10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. 11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. ” Juan 14:6-11
Jesús quería que vieran lo que él hacía, sus obras, y que a través de él conocieran al Padre.
“25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.” Juan 17:25-26
Jesús quería que conocieran al Padre, su carácter, cómo opera Él. Cuando tú estudias la Palabra, tienes que apasionarte con conocer el carácter de Dios. Para ser moral, para vivir la vida de salvación, tú no puedes depender de un libro de reglas que te dirija en cuanto a cómo gobernarte. Conocer el carácter de Aquel que escribió las reglas, es más que suficiente; sabrás cómo comportarte, lo que le agrada, y podrás vivir haciendo la diferencia.
“36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” Mateo 22:36-37
Es importante tener una experiencia de amor con Dios, pero tu mente tiene que estar llena de este conocimiento. Tienes que conocer lo que implica ser salvo, justificado; tu mente tiene que comprenderlo para que lo puedas amar. ¿Cómo puedes tú amar a alguien si no has buscado ese conocimiento que te lleve a que tu mente esté concentrada en él?
El conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, es el que verdaderamente te transforma. Lo que haces al leer cada una de estas palabras es más importante de lo que tú piensas. Recibir conocimiento de estos versos bíblicos, tiene un efecto profundo. Hay quienes están fascinados con el concepto de la revelación, buscan cosas nuevas, pero esto es superficial y lo que les lleva es a modificar su conducta, mas no a transformar su ser. Pero una persona que conoce la vida de Jesús, su vida se transforma para siempre; no vuelve a ser la misma.
Aprende a amar como Jesús, a ver cómo él trata con los pecadores, con su familia, a ver su carácter, para caminar en esta tierra amando como él amó. Pero más que eso, profundiza y conoce acerca de la obra redentora de Cristo Jesús. Porque cuando tú conoces lo que es ser salvo, cuando realizas de lo que Dios te ha librado, de lo que te ha salvado y lo que te promete, tu vida se transforma para siempre.
Siempre leemos los comentarios de cada mensaje. Es un verdadero gozo y un privilegio que Dios nos permita bendecir tantas vidas, aún a la distancia. Compártenos siempre cómo esta palabra ha bendecido tu vida.