Pavan creció sintiéndose inquieto en su destino. Como el hijo primogénito de su familia, pensó que tendría que seguir los pasos de su padre y convertirse en un monje budista.
Pero la música intervino en esta tradición cultural que debería haber dictado su futuro.
Pavan, ahora un pastor cristiano, contó su pasado y el miedo persistente que una vez lo atormentó: había tenido miedo de morir.
«No hubo paz. No había sentido en la vida», dijo Pavan en una entrevista en Nepal. «Me obligó a hacer la pregunta, ‘¿Para qué estoy aquí? ¿Y cuánto tiempo? ¿Y qué sucede después de que abandone esta tierra?'».
Él no tenía respuestas, por lo que recurrió a los líderes religiosos locales para recibir orientación. Cuando expresó sus preocupaciones, los monjes budistas trataron de mitigar sus temores al decirle que era natural pasar por las tormentas. «Puede que tengas que atravesar lugares solitarios», aconsejaron. «Puede que tengas que ir de una manera muy peligrosa. Pero no temas. Solo continúa. Continúa tu viaje».
Pero Pavan no estaba aceptando el mantra de «mantener la calma y continuar». La enseñanza budista dice que algunas personas nacen en el sufrimiento, viven en el sufrimiento y mueren en el sufrimiento. Esta forma de entender la existencia parecía desesperada para Parvan. ¿Qué pasa si su destino fue definido por el sufrimiento continuo?
Paz a través de la canción
El punto de inflexión en la historia de Pavan ocurrió en lo profundo de la jungla cuando salió a caminar con un amigo. Mientras caminaban, su amigo comenzó a cantar y le pidieron que cerrara los ojos y escuchara las palabras.
Pavan pensó que era un poco extraño, pero lo complació.
Mientras escuchaba, una sensación de paz lo venció. Se preguntó si las canciones en sí traían paz, entonces comenzó a pasar más tiempo con su amigo y escucharlo cantar. En el camino, su amigo compartió el Evangelio mientras explicaba el significado detrás de las canciones. Su amigo le dijo que si él recibía a Jesús como su Salvador, tendría libertad, paz espiritual y seguridad eterna.
«Sin pensar en mi familia ni en ninguna otra cosa, decidí seguir a Jesús», dijo Pavan. «Esto es lo que estoy buscando. Esto es lo que necesito. Entonces, acepté al Señor como mi Salvador personal».
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Pavan mientras hablaba de su transformación. «Mi corazón se llenó de alegría que nunca había experimentado antes», dijo. «Estaba tan encantado. Olvidé todas mis preguntas y todos mis miedos, todo. Entonces toda mi vida cambió por completo».
Pavan tenía la premonición de que el problema estaba por venir, pero eso no le impedía compartir el mensaje detrás de las canciones de adoración cristiana con los demás.
Música para una iglesia perseguida
Si bien creer en Jesús le dio a Pavan la paz espiritual con Dios, no lo protegió de la persecución. Todo lo contrario. Casi de inmediato, su familia comenzó a perseguirlo por darle la espalda al budismo.
Toda su aldea se volvió contra él. Varios de los tíos de Pavan eran brujos y trataron de lanzar hechizos sobre él. Tuvo que huir y se vio obligado a vagar. Eventualmente, cuando regresó a su hogar, fue arrestado y retenido durante cinco días. Su padre convenció a las autoridades locales de que podría convertirlo en monje.
Con fuerza, llevaron a cabo los rituales para convertirlo en monje frente a la comunidad. Él fue esposado. Él fue amenazado. Se enfrentó a la humillación y al peligro, pero confiaba en que nada podría separarlo de Jesús.
Pavan se mantuvo fiel a pesar de los días de pruebas dolorosas. Siguió plantando iglesias, y ahora es pastor de una iglesia donde la música es una parte integral de los servicios de adoración. En la iglesia de Pavan, las canciones de adoración continúan llevando a las personas a una comprensión más cercana de Jesús, tal como lo hicieron por él.
La música tiene una forma de entretejerse en la trama de las memorias de las personas, en sus realidades actuales y en sus esperanzas para el futuro. Si bien podemos tener dificultades para recordar un versículo de la Biblia que memorizamos, las letras de las canciones parecen consolidarse en nuestra conciencia a largo plazo. A menudo podemos recordar las canciones que comenzamos a cantar cuando éramos niños en la iglesia, las canciones que nos animaban durante los días oscuros de nuestras vidas y las canciones que simbolizaban la fidelidad de Dios durante las estaciones difíciles.
Y, para Pavan, las canciones que interpreta le dan a los creyentes perseguidos el coraje de mantenerse fuertes en su fe.