¿Alguna vez te has preguntado cómo se debe celebrar la Pascua? Puede ser confuso porque, en primer lugar, sentimos emociones conflictivas la alegría de la resurrección de Jesús contrastada con la tristeza de su crucifixión. Entonces, creyentes y no creyentes se dedican a celebrar en diferentes formas. Los servicios de resurrección al amanecer celebran que Cristo venció la tumba, mientras que las dramatizaciones y cantatas se enfocan en los últimos días de la vida del Salvador. Para algunos observadores devotos el Viernes Santo representa un “día de recogimiento”, durante el cual ni se trabaja ni se participa en diversiones (playa, deportes, o escuchar música). Por otro lado, algunos esperan la visita oculta del evasivo conejito de Pascua. Con expresiones tan diversas (algunas bíblicas y ¡otras no!), ¿Cómo debemos celebrar? Sencillamente… debemos centrarnos en Jesús.
Un lema popular en diciembre proclama, “Jesús es la razón de la Navidad.” ¿Pero, por qué limitar este mensaje a la Navidad? La misma verdad se aplica a la Pascua. La Pascua reúne muchas facetas de la persona y la obra de Jesús. Como el Profeta por excelencia, él profetizó su propia muerte y resurrección (Juan 2: 13-22) y representa el mensaje supremo de Dios para nosotros (Juan 1, Hebreos 1). Como Sumo Sacerdote, se ofreció una vez para siempre como el sacrificio supremo por nuestros pecados (Hebreos 10: 1-18). Él todavía sirve como nuestro Sumo Sacerdote que vive hoy y nos ofrece su ayuda diariamente (Hebreos 4: 14-16).
Como Salvador, Jesús nos garantiza la resurrección y la vida eterna (Juan 6:47, 11: 25-27). ¡Qué grande es saber que nunca podríamos añadir algo a lo que Jesús ya hizo en la cruz ya que él pagó el 100 por ciento del precio de nuestra salvación eterna. Como Rey, durante su crucifixión, Jesús prometió a un ladrón creyente: “De cierto, de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso”. (Lucas 23:42) Y Él regresará para reinar (Mateo 19: 28-30). 25:31, Lucas 13:34-35, Apocalipsis 19-20).
A estas alturas, ¡ya has captado la idea! Al igual que la Navidad, la temporada de Pascua ofrece una oportunidad perfecta para ponerte en contacto con Jesús. Mientras asistas a la recreación o cantata de la iglesia, te despiertes a media noche para asistir al servicio de resurrección al amanecer, asistas a un Seder de Pascua y te unas con tu familia para una cena de Pascua, ¡recuerda a Jesús! Alégrate de servir a un Señor vivo que te ama y que conquistó la muerte — para Él y ¡para nosotros! (1 Tesalonicenses 4: 13-14). Y ciertamente puedes agradecerle por su regalo perfecto y su promesa absolutamente confiable: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47b).
¡Feliz Pascua de Resurrección!