“4 Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. 5 Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. 6 Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. 7 Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. 8 Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.” 1 Reyes 19:4-8
Elías llega a este lugar, luego de estar huyendo, y se echa a morir en aquel lugar. Lo primero que Dios hace es enviar un ángel; Dios no se encuentra con él bajo el enebro. Los ángeles en la Biblia son mensajeros, gente que Dios pone en nuestro camino. Dios envía el ángel antes de Él presentarse y hablarle. Es en ese momento donde comienza un proceso que es devastador para la mente de una persona. Lo que provoca estos pensamientos en la vida de Elías es la intimidación. Elías es intimidado por un problema, por un reto, por una amenaza. Esa intimidación, lo lleva a cometer un segundo error. Habiendo aceptado la intimidación de Jezabel, quien quería matarlo, decide no pelear por lo que entonces tiene que huir. Entonces, se tira en el enebro, y hace algo que se conoce como rumiar. Y es ahí cuando llegan los momentos de depresión.
Rumiar es el proceso de seguir dando vueltas en el mismo pensamiento. Sin darnos cuenta, en nuestra mente, comenzamos a procesar el mismo pensamiento una y otra vez. Elías está huyendo y se queda solo; como se queda solo, no hay quien le cambie el pensamiento. Se echa a morir bajo el árbol y se pone a pensar qué hacer, piensa que no hay salida, que está solo. Y comienza el desgaste emocional hasta llegar a la depresión y desear morirse. Y eso es lo que tenemos que vencer.
Lo primero que el ángel hace cuando llega allí es darle de comer, y ponerlo a caminar por cuarenta días. Una cosa es huir; otra, caminar. Elías viene huyendo y no resisite un día, pero un día come y camina cuarenta días. Cuando tú estás en depresión, las primeras dos cosas que tienes que hacer es comer bien y hacer ejercicio. El ángel le da la comida correcta. A través de toda la Biblia, Dios se encargó de darles de comer a su pueblo y a los hombres de Dios, en momentos cruciales, para que pudieran sostenerse. Les dio maná en el desierto, a Elías le envió cuervos que le llevaran comida; Dios siempre se encargó de enviar provisión que el pueblo pudiera disfrutar y comer para tener las energías necesarias para enfrentar todo lo que se tenía que enfrentar. Dios siempre procuró que el pueblo estuviera en movimiento, que caminara, que dejara la vida sedentaria. Parecerá simplista, pero piénsalo por un momento. Tu cerebro no fue creado para funcionar rodeado de sustancias tóxicas. Una cosa es tu mente; otra, tu crerebro; y las dos son necesarias para la producción de pensamientos correctos. La mente es la parte almática, pero tu cerebro, la masa, la parte física produce pensamientos, hormonas; y no fue hecho para funcionar rodeado de sustancias tóxicas. Y sin darte cuenta, todo lo que comes afecta directamente tu cerebro; así que tú puedes tratar de ser positivo, pero si lo que haces es beber, en vez de tomar agua, tu cerebro está flotando en alcohol y no en agua, y tu cerebro no es híbrido. La gente quiere cambiar sus pensamientos pero no las sustancias inapropiadas que lo afectan. Todo lo que tú consumes, al igual que la falta de agua, por ejemplo, afecta directamente el órgano del cerebro, y tú puedes tratar de pensar positivo pero si la máquina con la que tienes que pensar no funciona, nada va a pasar. Podemos orar por un milagro, y Dios lo puede hacer, pero si te metes lo que no te tienes que meter, te vas a fundir.
Busca un dietista, un nutricionista, y busca qué cosas afectan tu estado de ánimo. Elimina lo que tengas que eliminar, haz un balance; pero si quieres salir de la depresión, entiende que tienes que hacer un cambio en tu alimentación.
Antes que cualquier otra cosa, el ángel se aseguró de darle a Elías una comida que le renovara y le levantara.
En segundo lugar, lo puso a hacer ejercicio, a caminar. Uno de los problemas de una persona depresiva es la vida sedentaria. Y una cosa es estar activo; otra, ser productivo. Una cosa es gastar tus energías en cosas inapropiadas; otra, en cosas que producen. Mientras Elías huía, estaba haciendo actividad física; pero el estado mental que le llevó a caminar no permitió que aquella caminata le fortaleciera. El estado mental con el que huyó hizo de la caminata una extenuante, poco productiva. Caminar, ejercitarte, el tener actividad física con los parámetros correctos, aunque sí sufres cansancio, es un cansancio diferente porque la energía la inviertes de una manera productiva.
Recobra tu actividad física, hazla parte de tu vida social, disfrútala, ten metas que te motiven a seguir cada vez más allá.