Al conmemorarse este miércoles 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, el Consejo Dominicano de Unidad
Evangélica (CODUE) dijo que es propicia la ocasión para reconocer el trabajo social y espiritual de las mujeres en la construcción de la cultura, la educación de los hijos y la formación en valores de los individuos desde los diversos espacios.
Su representante, el pastor Feliciano Lacen, exhortó a la ciudadanía a unir voluntades y seguir trabajando para derribar las barreras que afectan a las mujeres, ofrecer apoyo emocional y social, brindar créditos para su desarrollo económico, replantear leyes que en caso de agresión prioricen el auxilio inmediato de atención y detención de los victimarios, y trabajar directamente con los agresores que también son víctimas de su propia violencia.
“Creemos que el desarrollo de una nación como República Dominicana solo es posible con la participación activa de las mujeres en todos los ámbitos, tanto en el sector público como privado. Además, es importante el avance de su desarrollo físico, social y espiritual relacionado a los asuntos de fe, para el desarrollo de la personalidad, el respeto a la dignidad humana, la garantía de los derechos fundamentales y el cumplimiento de las leyes”, añadió Lacen Custodio.
El compromiso de CODUE, con la mujer a nivel nacional a través de las diferentes congregaciones de fe, se traduce en reconocer la labor formadora de esta por medio de los centros educativos públicos y privados en los niveles pre-universitarios y universitarios, con el interés de formar mejores individuos en valores, principios de sabiduría basada en las Sagradas Escrituras, como elementos de cambios personales y colectivos.
Dijo que estamos conscientes de la lucha permanente entre hombres y mujeres por ocupar espacios sociales, pero no debemos cansarnos de dialogar y buscar todas las alternativas posibles a fin de reducir los conflictos entre géneros. Es tiempo de que hombres y mujeres impulsemos una “cultura de paz”, como camino para el diálogo y el entendimiento.
“La educación tiene un rol esencial en esta tarea, capaz de llevarnos a la reflexión crítica de nuestras prácticas, incluso nos haga revisar aquello que damos por inamovible e inalterable por los mandatos socioculturales que cimientan el germen del machismo”, indicó Lacen Custodio.