
Durante tres días de gloria ininterrumpida, la ciudad de Miami se convirtió en un epicentro espiritual, donde miles de hijos e hijas de Dios de todas las naciones se reunieron con un mismo propósito: encontrarse cara a cara con la Presencia viva del Señor.
Más de 120,000 Naciones participaron desde su Nación y 75,000 de manera física, bajo el poderoso mover del Espíritu Santo, que llenó el Watsco Center con fuego, Presencia de Dios,quebrantamiento y restauración.
Oradores y mensaje central
El Apóstol Guillermo Maldonado, anfitrión del evento y líder del Ministerio El Rey Jesús, junto a ministros invitados como la Pastora Paula White y el Profeta Joshua Giles, guiaron este tiempo santo bajo la dirección del Espíritu. La atmósfera estuvo marcada por sanidades, milagros y palabras proféticas, recordando a la Iglesia la cercanía y la urgencia de la segunda venida de Cristo.
El mensaje central fue claro y urgente:
“¡Cristo viene pronto!”
El apóstol Maldonado proclamó la soberanía del Reino y la urgencia de santificación, citando textos como:Hechos 1:9–111 Tesalonicenses 4:16–17Mateo 24:8 Éxodo 33-1-6-7-8-Mateo 24-45-46-Mateo-2016- Tesalonicenses 5-15-16-17-23-
Se enfatizó que Dios viene por un remanente santo, que ha pasado pruebas y mantiene el fuego de la fe encendido, y que la Iglesia debe estar lista para la cosecha de almas, que comenzó durante estos tres días con más de 300 personas entregando su vida a Cristo.
Un clamor global y rendición total
En el cierre, la multitud entera se postró de rodillas, desplazándose en señal de reverencia y entrega total. Entre lágrimas, cantos y adoración profunda, miles se rindieron a los pies de Jesús, dando toda la gloria y honra a Dios.
El apóstol dirigió una oración final llena de pasión y poder, impartiendo descanso, paz, nuevas fuerzas y una unción fresca sobre la Iglesia global.
Fue un cierre celestial que selló esos tres días como una verdadera hora de visita divina.
Conclusión
CAP 2025 no fue un evento más: fue un llamado profético a la santificación, a la unidad y al fuego del Espíritu.
Dios dejó marcado Su sello sobre los que asistieron, recordando que la plenitud de los tiempos ha llegado y que el Espíritu clama junto a la Iglesia:
“¡Ven, Señor Jesús!”
“¡Ven, Señor Jesús!“¡Ven, Señor Jesús!
Que esta generación no pierda el eco de esa voz celestial, porque la Hora de la Visitación ya comenzó… y el Reino se está manifestando con poder y gloria sobre toda la tierra.