No sé porque razón pero hay momentos en nuestra vida en donde nos sentimos cansados de todo y cuando hablo de todo me refiero a TODO ámbito.
Muchos hoy están cansados de esperar, otros cansados de orar, otros cansados de servir, otros cansados de trabajar, otros cansados de cuidar a su familia, otros cansados de las diferentes responsabilidades que tienen, otros cansados de ser buenos y nos ver resultados favorables.
Y es que el cansancio es parte de la vida del ser humano, mientras menos descanso tengamos, mas cansancio acumularemos.
Yo me he sentido muchas veces cansado de todo, hay momento en donde quisiera simplemente irme lejos a un lugar, olvidarme de todo y descansar por un buen tiempo, pero aunque sienta todo eso, nunca sería capaz de hacerlo, pero la sensación a veces esta allí.
Yo podría aparentar “espiritualidad” y regañarte por que te sientas cansado, decirte que eso no es de un hombre o mujer que crea en Dios, pero eso sería mentirte y engañarte, porque como seres humanos que somos llegan momentos en donde estamos en nuestro limite, en donde nos sentimos cansados y no queremos hacer nada de nada.
Durante mi vida en el Señor he aprendido a llevar mi cansancio a su presencia, cuando me siento cansado de todo es señal que ya no estoy disfrutando nada de lo que hago, entonces es hora de ir delante del Señor con una actitud diferente y por un tiempo diferente.
Cuando siento que ya no puedo más y comienzo a desesperarme por todo, voy a un cuarto a solas, a veces sin necesidad de hablar nada, solamente cierro mis ojos y comienzo a pensar en el Señor, a veces hablo con Él y a veces simplemente no digo ninguna palabra, es allí cuando descargo todo mi cansancio en Dios y cuando me doy cuenta estoy llorando como un niño, como aquel niño que necesita de su Padre, es en esos momentos cuando le facilitamos el trabajo a Dios porque nuestro ser esta más sensible a Él y nos regala de su fortaleza, renovando así nuestra vida.
He repetido cientos de veces esos episodios en donde siento que ya no puedo más, pero al estar allí a solas con el Señor me recuerdo de cada momento en los que también pensé que ya no podía más, y en los que Dios siempre me saco adelante. Pienso en lo que antes era sin Él y ahora soy con Él, me doy cuenta que Él me ha dado más de lo que merezco y ha sido más bueno de lo que tendría que haber sido conmigo.
En esos momentos a solas con Él me doy cuenta que no tengo nada porque lo merezca, ni porque haya hecho merito alguno, sino porque simplemente Él me amo y decidió transformar mi vida, entonces entiendo que no puedo darme por vencido, que nada de lo que sienta en este momento me hará rendirme, porque Dios ha hecho cosas mas grandes en mi vida que merecen todo mi esfuerzo, cada detalle que Dios ha hecho merece todo de mi.
No era nadie, sin embargo Él me hizo su hijo, me dio una Familia, me dio una esposa maravillosa, dos hijos hermosos, me dio todo lo que tengo, y sobre todo tuvo a bien darme el privilegio de hablarle a otros de Él, ¿Entonces? ¿Qué puede hacer que me rinda?, ¿El cansancio? ¡Bah! El cansancio que pueda sentir, no es nada comparable a todos los favores que Dios me ha hecho, por lo tanto en esos momentos, me dispongo a seguir luchando y entonces a Dios se le hace más fácil renovar mis fuerzas.
Quizá hoy te sientas cansado, ¿Sabes lo que necesitas? Es ir delante de Dios, reflexionar un momento sobre tu vida y darte cuenta que ese cansancio no es razón para rendirte, pues Dios ha sido muy bueno contigo y todo lo que Él ha hecho es razón suficiente como para dar todo de ti, porque Él se merece eso y mucho más.
¡Vamos! Encuéntrate con Dios, habla con Él o simplemente quédate callado, pues Dios traerá a tu mente cada momento en los que también pensaste que no podías más y Él renovó tus fuerzas y esta vez no será la excepción.
¡El cansancio nunca será razón para rendirte¡ ¡Sigue luchando pues Dios se lo merece!
“Dios les da nuevas fuerzas a los débiles y cansados.” Isaías 40:29 (Traducción en lenguaje actual)