Dice la Biblia que hay caminos que al hombre le parecen correctos, derechos, limpios; pero que su fin es muerte. Totalmente contrario a lo que el Señor Jesús proclamó cuando dijo: “Yo soy EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA”, es decir que en contraposición al pensamiento humano en vez de caminos solo existe un camino que lleva a la vida eterna, sin embargo también el Señor expresa que hay “caminos” (en plural) y lo dice cuando deja escrito “mis caminos no son tus caminos” o cuando ordena “paraos por los caminos y preguntad por los senderos antiguos” pero estos no son para vida eterna sino para vida en abundancia, estos caminos también se encuentran en Jesús y así entendemos que todos los caminos buenos confluyen en el único que es el hijo de Dios. Esto nos debe llevar a considerar entonces que todo camino malo aunque parezca bueno no nos llevará a la vida sino nos apartará de la misma al apartarnos de Jesús quien dijo “separados de mi nada podéis hacer”. Los caminos del hombre entonces se convierten en caminos de muerte y estos son vistos en la palabra como: caminos de negligencia, de perversión, de maldad de los pecadores, de los impíos, de las tinieblas, caminos torcidos, caminos de los malvados, de la necedad, de Babilonia, de traición, de rebelión, de mentira, etc. que aunque no se presentan en la práctica con esos nombres en la Biblia sí los podemos discernir a partir de su título y como operan; éste es precisamente el tema que queremos abordar con el propósito que el rebaño del Señor esté alerta y se aleje del pensamiento humano como forma de acercarse a Dios. En esta revista estaremos abordando ejemplos y conceptos de lo que conocemos como caminos de muerte y esperamos que nuestro Señor abra los ojos de todos los que constituimos el cuerpo de Cristo para huir de esos caminos y acercarnos a los de Dios. Sirva pues esta revista para la edificación del cuerpo de Cristo.
Fuente:
Apóstol Sergio Enríquez | Ministerios Ebenezer, Guatemala