A la hora de servir a Dios, cualquier medio podría funcionar, incluyendo distintos medios de transporte, pero ¿qué tal un barco?
Logos Hope, una nave que ha operado desde el 2009 y transporta a una tripulación multicultural conformada por aproximadamente 400 voluntarios, tiene como propósito compartir conocimiento, ayuda y esperanza a las personas alrededor del mundo.
“Somos una comunidad de seguidores de Jesucristo, cada persona tiene una relación personal con Cristo. Pero lo que nos une es este amor y meta de compartir conocimiento, ayuda y esperanza. Así que esta es nuestra meta, poder compartir conocimientos por medios de libros, compartir esa pasión por leer porque sabemos que la lectura es algo muy importante para el desarrollo de cualquier comunidad, de cualquier persona”, dice Esther Lugao, oficial de relaciones mediáticas del barco.
Este barco es también la biblioteca flotante más grande del mundo.
Logos Hope ofrece un suministro de medio millón de libros que tienen contenido constructivo para todas las edades. De esta manera los tripulantes y misioneros a bordo pueden financiar la ayuda que dan a diferentes sectores vulnerables en cada país que visitan.
Dentro de la biblioteca encontramos ejemplares con contenido sobre autoayuda, economía, comida e incluso naturaleza. También hay títulos con contenido cristiano.
Quienes viven dentro del barco vienen de distintos contextos, llegan personas de todas las edades y en ocasiones familias enteras se apuntan a esta aventura por medio de la cual también llevan la palabra de Dios. Natalia Arauz lleva 4 meses en el barco.
“Además que todos sean cristianos y todos tengan el mismo amor de Dios en su corazón y que quieran compartir esto, es increíble. Y además como tripulante y venir solo aprendes muchísimas cosas. Poder servir a las comunidades que jamás pensarías que ibas a alcanzar, es algo muy especial”, comenta Arauz.
Además, cada uno de ellos aporta distintos conocimientos y habilidades que pueden ayudar de una u otra manera. Ninguno de ellos recibe un salario, pero afirman que poder ayudar a quienes lo necesitan es suficiente, pues marcan una diferencia en la vida de quienes conocen.
Dentro del Ecuador visitaron Manta, en Manabí y Guayaquil, el puerto principal del país.
Hace más de dos años, un terremoto azotó la costa ecuatoriana, teniendo su epicentro en Manabí. Los misioneros pudieron visitar algunas comunidades que aún se recuperan después de perder sus hogares. Predicaron a los ecuatorianos y también ayudaron a mejorar algunas de las áreas para que pudieran sentirse apoyados.
El barco es parte de Good Books for All (GBA) que lleva conocimiento a través de libros a bajo precio.
Por ahora los tripulantes del barco seguirán su camino por distintos países, sembrando esperanza en la gente que conocen.