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Aprendamos de los vencejos

Por lo general se utiliza la imagen de una gallina cobijando a sus polluelos debajo de sus alas para ilustrar la protección de Dios a sus hijos, una metáfora perfecta; pero hoy quiero hablarles de otra ave, una que pasa desapercibida quizá porque poco se sabe de ella: el Vencejo.

Este plumífero, apodado por los guaraní como guyra-mbopí, ‘pájaro-murciélago’ (por su vuelo en zigzag parecido al de los quirópteros), habita en las famosas Cataratas del Iguazú. Son aves relativamente grandes, llegando a 18 centímetros y de color pardo con la cara gris. Sus ojos son bien grandes y tienen alas que terminan en una punta bien aguda, como si fueran pequeñas guadañas y que facilitan sus vuelos frenéticos. Sus uñas son especialmente fuertes para poder aferrarse a la roca húmeda donde hacen sus nidos… ¡detrás de las cortinas de agua de las cascadas que caen furiosas!

Y eso es justamente una de las particularidades de estas magníficas aves, son las únicas que se atreven a atravesar el grueso manto de agua que cae desde cientos de metros de altura; sus alas inmunes al rocío y sus músculos formidables son capaces de soportar el castigo de la fuerza hidráulica que las cataratas producen. Los vencejos construyen sus nidos detrás de las cascadas, pero para eso deben atravesarlas, cosa que no siempre resulta exitosa. Pero, ¿por qué un avecilla de 18 centímetros desafía al río con tamaño atrevimiento? La explicación es sencilla: El vencejo sabe -o su instinto le dice- que ningún ave de rapiña (el halcón, su némesis) u otro depredador se atrevería a hacer lo que ella hace, ¡atravesar la corriente que arrastra 35 millones de litros de agua por segundo!

Una vez detrás del muro de agua el vencejo se aferra con todas sus fuerzas a la roca mojada, lugar donde gracias a su diseño logra -a pesar de las probabilidades- hacer su nido y poner hasta dos huevos, los cuales al nacer sus pollitos son criados por la pareja de padres hasta que estos pueden volar por primera vez… ¡atravesando la cascada para salir al mundo exterior! Varios vencejos mueren en su primer intento.

LECCIONES DE VIDA:

  1. Cada criatura del Señor tiene un diseño único. Si bien los humanos nos parecemos, también distamos los unos de los otros. Estas diferencias son las que nos hacen especiales. Agradece al Dios de la vida por hacerte así.
  2. El halcón hará su trabajo y nada lo detendrá -querrá atraparte-, pero no es necesario que te eches a morir. Puedes vencer a la vida si así te lo propones… ¡usa la creatividad que el Arquitecto del Universo te dio para librarte de tus enemigos!
  3. Tal como el muro de agua cubre al vencejo, así también la gracia de Dios quiere cubrirte; pero para que eso ocurra tienes que acercarte ‘al trono de la gracia para alcanzar salvación’. Hacerlo requiere esfuerzo.
  4. Una vez estés en comunión con Dios ‘aprende aferrarte a la roca eterna para no soltarte más’, Él está dispuesto a cobijarte y así protegerte, cuidarte, amarte… ¡Vuela con fe a través de las aguas!
Fuente:
Gabriel Gil

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