“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16 (Reina-Valera 1960)
Es difícil tratar de describir a totalidad el amor de Dios, puesto que es tan enorme y sobrepasa completamente todo nuestro entendimiento.
Al leer este versículo que nos demuestra el gran amor que Dios nos tiene, no puedo dejar de pensar en mi hijo Uziel, lo amo tanto, solo con verlo sonreír mi corazón se alegra, me quedo fijo mirándolo mientras me siento un padre bendecido al tener un hijo como él. Es allí donde me pongo a pensar sobre el amor que Dios tuvo, al enviar a su único hijo a morir por nosotros.
Humanamente hablando, yo quizá no daría a mi hijo para que muriera por otros, me es difícil pensar en enviarlo a la muerte, lo amo tanto que lo menos que querría fuera que sufriera.
Al contrario de nosotros Dios en su divinidad es AMOR, pero cuando hablamos del amor de Dios estamos hablando del amor AGAPE un amor PERFECTO, sin condiciones y que es TOTAL.
Por un momento pensemos en el amor que Dios nos tuvo, es tan grande su amor, que tomo una decisión única, una decisión difícil desde el punto de vista humano, pero que su amor perfecto y total por nosotros lo llevo a tomar: Enviar a su único Hijo a morir por nosotros.
Pero Dios tenía un propósito al enviar a su Hijo, ese propósito era: “…que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
La pregunta entonces frente a la muestras de amor de Dios por nosotros es: ¿Estaremos creyendo en Jesús?, ¿Estaremos llevando una vida que demuestre ese agradecimiento a Dios?, ¿Estaremos honrando esa muestra de amor a través de una vida que lo agrade a Él?
Amados hermanos, Dios nos otorgo un perdón y nos ha regalado una vida eterna, frente a esto: ¿Cómo estamos reaccionando nosotros?, ¿Nuestra vida será la que realmente Dios quiere que sea?
Hoy quiero invitarte a valorar esa muestra de AMOR PERFECTO de Dios hacia nosotros a través de vivir una vida que trate de agradarlo, quizá fallaremos en el intento, pero no dejes de intentarlo, no dejes de tratar de honrar ese sacrificio de amor que un día Cristo realizo por cada uno de nosotros.
Que nuestra vida sea una muestra de agradecimiento viva delante de Dios y los hombres, que con nuestro testimonio podamos honrar ese sacrificio y que las personas vean en nosotros la Imagen de Cristo reflejada.
Su amor hacia tu vida y hacia la mía fue PERFECTO, por lo cual tratemos cada día de amarlo y honrarlo hasta el día en que nos encontremos con El por toda la eternidad.
¡Gracias Dios por tu Amor Perfecto!