“Ven, oh amado mío, salgamos al campo, Moremos en las aldeas. Levantémonos de mañana a las viñas; Veamos si brotan las vides, si se abre el cierne, Si han florecido los granados; Allí te daré mis amores.” Cantares 7:11-12 RVES.
Así como la relación matrimonial es una expresión de cercanía e intimidad, “Ven, oh amado mío”, lo es también la Iglesia junto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, “Y considerémonos los unos a los otros para provocarnos al amor y á las buenas obras; No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, más exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” Hebreos 10:24-25 RVES.
Hoy más que nunca esa causa debemos impulsarla y crear alrededor de ella sembradíos de vińas donde trabajemos con mucho esfuerzo y dedicación cada uno/a las metas trazadas por nuestro Señor Jesucristo; hasta alcanzar ver “brotar las vides y el florecimiento de los granados” y allí darle a Dios “nuestros amores”.
La necesidad es muy grande en el pueblo, la gente está cansada, presionada, decepcionada, muchas frustraciones, sin respuestas a muchas preguntas e inquietudes, en urgencia de un liderazgo que sepa entrar y salir, conducir con autoridad y mansedumbre, con humildad y amor, que honre a Dios y Su Palabra, que conduzca a la Iglesia a honrar al -Rey de reyes y Señor de señores- que enseñe y muestre amar a Dios por encima de todo, siendo ÉL -el todo en todos- y que cada día se mueva a estrechar y profundizar el acercamiento al Señor, “Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mí fue amor.” Cantares 2:4 RVR1960.
Señala el escritor del libro hebreos acerca de esta visión: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Hebreos 4:16 RVR1960.
La presente coyuntura se muestra nebulosa, la cosa no se ve con claridad, y requiere de gente decidida, como fue el proceder de David cuando todo el pueblo huía del gigante filisteo; él lo enfrentó con convicción y arrojo espiritual, saliendo victorioso de aquella situación, Dios le entregó la victoria en medio de la incertidumbre de la población.
Hoy hay un gigante que mantiene en temor a la mayoría, pero Dios se alzará con el trofeo y allí nos dará sus amores. “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” 1 Tesalonicenses 4:16-17 RVR1960.
¡Allí nos dará sus amores! Nuestro presente es una plataforma donde Dios está preparando la celebración del triunfo, escenario de las bendiciones que muy pronto alcanzaremos. Esperemos en ayuno y oración este acontecimiento de la venida del Señor Jesucristo para llevarse a su pueblo a las mansiones celestiales. “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.” Isaías 60:1-3 RVR1960.
Dios te continúe bendiciendo en este día y siempre. Maranatha.