JUAN 4:19-24 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
En este texto que nos narra el encuentro que nuestro Señor Jesucristo tuvo con una mujer samaritana podemos ver como esa mujer expresa la idea que muchos tenemos: “LA ADORACIÓN ES ALGO QUE SE REALIZA EN UN LUGAR ESPECÍFICO” es por eso que vemos que ella le expresa al Señor que los samaritanos adoraban en el monte Gerizim y los judíos adoraban en Jerusalén.
Pero Jesús le respondió y le dejó claro que LA ADORACIÓN NO TIENE QUE VER EXCLUSIVAMENTE CON UN LUGAR, SINO CON LA VIDA DE CADA PERSONA, es por eso que Dios busca adoradores en espíritu y en verdad.
Un adorador en espíritu y en verdad busca VIVIR UNA VIDA DE ADORACIÓN que fluye desde una relación verdadera con Dios, el verdadero adorador va más allá de lo superficial o las apariencias pues adora a Dios rindiendo su voluntad a la de Dios.
Entonces, si un verdadero adorador es aquel que está dispuesto a rendir su voluntad a la de Dios ¿CUÁLES SON LOS ADORADORES QUE DIOS ESTÁ BUSCANDO?
I) LOS QUE LO ADORAN PERDONANDO AL QUE LOS HA OFENDIDO
(MATEO 6:14-15) Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
No podemos adorar a Dios si tenemos un corazón lleno de rencor, lleno de resentimiento, tenemos que comprender que cuando perdonamos estamos negándonos a nosotros mismos, estamos sometiendo nuestro orgullo, nuestra soberbia y vanidad a la voluntad del Señor.
Por tanto, tenemos que comprender que cuando perdonamos somos adoradores en espíritu y en verdad, pues estamos haciendo lo que él ya hizo por nosotros (Efesios 4:32) Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
II) LOS QUE LO ADORAN DEJANDO DE HABLAR MAL EN CONTRA DE SU PRÓJIMO
(SANTIAGO 3:8-11) pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. 9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?.
Es difícil de reconocer pero de nuestra boca puede salir bendición y maldición, pues con nuestra boca adoramos a Dios, alabamos su nombre, cantamos alabanzas pero también criticamos con maldad a nuestros prójimos, permitimos que nuestra lengua hable chismes y levantamos falsos testimonios en contra de los demás.
Cualquier persona podría decir: “Esto es normal, todo el mundo lo hace” pero la palabra de Dios nos dice: HERMANOS MÍOS,¡ESTO NO DEBE SER ASÍ!.
Si verdaderamente queremos ser adoradores tenemos que comprender una verdad espiritual muy importante (1 Juan 4:20) Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?.
III) LOS QUE LO ADORAN CORTANDO DE SU VIDA TODAS AQUELLAS COSAS QUE LO HACEN TROPEZAR Y CAER
(MATEO 18:7-9) ¡Ay del mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! 8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. 9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.
Lastimosamente muchos cristianos estamos acostumbrados a venir a la iglesia a cantar alabanzas, adorar al Señor con nuestros labios, pero en nuestro corazón NO HAY ARREPENTIMIENTO, pues al salir de la iglesia seguimos siendo los mismos, seguimos enredados en vicios y pecados, seguimos viviendo en adulterio o en fornicación.
Un adorador en espíritu y en verdad es aquel que reconoce su pecado delante de Dios, lo confiesa y se aparta para recibir la gracia y la misericordia del Señor (Proverbios 28:13) El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
Mejores tiempos para nuestra vida no vendrán para los cristianos que mejor cantan o los que mejor alaban en la iglesia, sino para los que SE ARREPIENTEN Y SE CONVIERTEN DE CORAZÓN AL SEÑOR (Hechos 3:19) Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
CONCLUSIÓN: Dios no busca una adoración superficial ni basada en lugares específicos, sino que anhela que cada creyente lo adore en espíritu y en verdad. Ser un verdadero adorador implica una transformación interna, una vida de perdón, pureza y obediencia a Dios. Jesús nos invita a vivir una adoración continua que va más allá de las palabras y se refleja en nuestras acciones diarias. No se trata solo de cantar o asistir a la iglesia, sino de rendir nuestro corazón a Él y vivir en integridad. Hoy, Dios sigue buscando adoradores que lo honren no solo con sus labios, sino con toda su vida.