Ando por las calles cabizbaja, arrastro una carga muy pesada, me aferro a mis propias fuerzas, manejo mis propios criterios; insisto en el sufrimiento, me caracteriza el cansancio extremo, me encierro en mi misma, busco en mi interior razones, no entiendo todo lo que pasa, continuo avanzando con esfuerzo extremo.
Siento sed, estoy agotada, camino insistentemente sin rumbo, solo se que no estoy bien, miro a mi alrededor, quiero respuestas, necesito descanso; ya mis pies marcan un camino muy incierto, no puedo parar, no veo como retornar, todo se torna oscuro… auxilio!!!
Así es la vida sin Dios, sin su dirección, sin su control; una vida hacia la confusión, hacia el vacío, llevando cargas pesadas, haciendo esfuerzos y concentrando energías sin que haya solución humana a tu situación.
Aun habiendo conocido al Señor Jesucristo, teniendo sus promesas, lucimos ansiosos y desconfiados, queriendo solucionar situaciones con nuestras propias manos, a nuestro modo; pensando que Dios se ha olvidado de nosotros o que necesita nuestra intervención para responder nuestras peticiones.
Dios es fiel, El tiene control de tu vida; sabe el momento preciso que ha de darte lo que tanto esperas. A pesar de sus muchos hijos, trabaja de manera individual cada caso; siempre llega a tiempo y siempre ha de darte lo mejor.
¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? 12 O si le pide un Huevo, le dará un escorpión? 13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo Pidan? Lucas 11:13
No busques solucionar situaciones con tus propias fuerzas, no cargues innecesariamente una cruz tan pesada, acércate a Jesús y confía en El. El puede sanar tus heridas, llenar tu vacío, guiar tus pasos a sendas seguras, dar respuestas a tus interrogantes, responder tus inquietudes.
No depende de tus esfuerzos, de tu sacrificio hallar respuestas, solo confía en Dios, espera en El y El hará; confiar es abandonarse en sus manos, es esperar todo el tiempo que sea necesario, es descansar confiadamente, sabiendo que Dios está trabajando en tu lugar; mientras esperas ocúpate de sus cosas, Él se está ocupando de las tuyas.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreros 4:16
Lic. Emilia de la Cruz