Un recuento de la historia de Abraham nos muestra que gracias a su convicción podemos seguir soñando con un futuro mejor, ya que su fe ha hecho posible que nuestra vida tenga esperanza, la esperanza que es una vida mejor y eterna en Cristo. Y de ahí que la fuerza para vencer las dificultades y tiempos de conflictos la encontramos al leer:
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo” Isaías 41:10-13.
LOS HEREDEROS DE ABRAHAM – LOS CREYENTES DEL NUEVO TESTAMENTO
Los creyentes del Nuevo Testamento somos llamados herederos de Abraham. Un heredero es uno que hereda, que recibe lo que pertenece a otro. Y como Abraham, los cristianos somos llamados para bendecir el mundo.
Pero las naciones y familias de la tierra solamente serán benditas si llevamos a ellos el evangelio, no lo serán porque los cristianos están llenos de enseñanzas y espiritualidad, sino porque les llevamos al conocimiento de la verdad de Cristo.
Cuando Dios llamó a Abraham, le dijo que debía dejar la ciudad de Ur e ir a la tierra que “yo te mostraré” Hechos 7:2-3
Frente a esta orden, como buen siervo y obediente, Abraham tomó su familia y dejó Ur, pero “vinieron hasta Harán, y se quedaron allí” Génesis 11:31; lo que nos esta diciendo es que muchas veces somos obedientes y partimos a cumplir las órdenes del Señor, pero nos quedamos en medio del camino porque nos gustó el lugar.
Deberíamos pensar cuántos ministerios se detienen en medio del camino porque nos gustó un lugar en que nos pusieron en la congregación, o no estamos dispuestos a sacrificarnos para llegar al final del camino, que es el desarrollo ministerial como el Señor lo desea.
HEREDEROS DE ABRAHAM
Cada Creyente Es Llamado Para Dejar Tierras Espirituales, Lugares Que Impiden El Propósito De Dios.
Algunos creyentes también pueden ser llamados para dejar la tierra natural de su nacimiento para alcanzar otras naciones; cada creyente enfrentará un “Harán” algún día, este es el lugar de consuelo dónde uno tiene la opción de establecerse en la facilidad, en la comodidad de un lugar en la congregación, u obedecer a Dios y ser forjado en la fragua divina para participar en Su plan.
Abraham tenía que tomar una decisión, tenía que elegir entre avanzar a lugares desconocidos, o permanecer donde estaba. Tenía que elegir entre la seguridad de lo que ya tenía, y la incertidumbre de avanzar bajo la exclusiva dirección de Dios. Y lo único que lo alentaba a trasladarse era la promesa de Dios de que lo guiaría y bendecirá, y bajo esa promesa es que Abraham cruzó la línea en Harán. Y una vez que él la cruzó, nunca miró atrás para evaluar lo que había dejado, o cuanto le había costado hacer la voluntad del Señor.
CUALQUIER COSA QUE HAGAMOS TRAE UNA CONSECUENCIA
Todos sabemos que cualquier cosa que hagamos trae una consecuencia. Sabemos que lo que hacemos puede desencadenar una serie de hechos que pueden continuar aún después de que nos hayamos ido. Pero lo que menos que podía imaginar Abraham era cuánto dependía el futuro de su decisión de quedarse, o de avanzar en el camino de Dios.
Y es así que su obediencia afectó la historia del mundo, su decisión de seguir a Dios puso en marcha el desarrollo de la nación que Dios utilizaría como al venir a vivir a la tierra, ya que cuando Jesucristo vino a la tierra, se cumplió la promesa de Dios de que por medio de Abraham sería bendecido todo el mundo.
Quizá desconocemos los efectos y consecuencias a largo plazo que tienen las decisiones que tomamos hoy, pero el hecho de saber que tendrán consecuencias posteriores debería hacernos pensar cuidadosamente y buscar la dirección de Dios al tomar decisiones y llevarlas a cabo.
¿Por Qué Dios Esperó?
Se preguntaron alguna vez: ¿Por qué Dios espero que Abraham estuviera casi muerto de viejo para hacer el milagro del nacimiento de Isaac?
Esto fue para que la Promesa sea cumplida por la obra completa de Dios, sin la cooperación del hombre; es decir que por gracia, de alguna manera Isaac fue extraído de los muertos como nosotros lo fuimos al rescatarnos el Señor pues…
“él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo” Efesios 2:1-5, “Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa” Gálatas 4:28.
Génesis 14 nos habla de una guerra en la que cinco reyes y sus ejércitos fueron derrotados por otros cuatro reyes, allí, Lot, el sobrino de Abraham, fue tomado prisionero, pero cuando Abraham lo supo hubo un milagro, con solo 318 hombres atacó a los ejércitos de los cuatro reyes y los venció.
¿Cómo sucedió esto? El secreto de Abraham no solo era ser un hombre santo, sino que también “armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho” vers. 14, y acá vemos tres cosas: Fueron hijos (“nacidos en su casa”); estaban preparados (“criados”); y sabían pelear (los “armó”).
HOMBRES EFICACES – LOS HEREDEROS DE ABRAHAM
Para poder tener una congregación eficaz, es necesario tener hombres eficaces, “Quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” 1 Corintios 11:3
De manera que si el hombre es la cabeza del hogar, cuando se transforme al hombre transformará a la familia, y cuando se transforme la familia, se transformará la iglesia; y cuando se transforme la iglesia, se transformará a la nación, de manera que como Abraham, debemos levantar un ejército de hombres santos y vencer al enemigo.
Pero para esto, los hombres deben transformarse para que pasen de la apatía a la participación, por lo que como pastor debe establecer en el corazón de los hombres que ellos son la cabeza o líderes de la casa, pero haciéndoles comprender que si la cabeza no funciona, el resto de la familia no funcionará, y para esto el hombre debe permitir que la Palabra de Dios lo libre de su pasado y marque su futuro, sin embargo, los hombres que ocupan las sillas de las iglesias están llenos de sus propios problemas.
Atacar Y Vencer La Rebelión
Los hombres deben atacar y vencer la rebelión ya que un espíritu de rebeldía controla a muchos hombres, y si el hombre no se somete a Dios, sembrará rebelión y discordia en su hogar.
También el dolor del pasado y los conflictos no resueltos aprisionan a muchos hombres cuyo orgullo evita que busquen ayuda, por lo que la iglesia debe levantarse para atacar este cáncer que avanza cada día más, pues el Señor quiere utilizarlos en el ministerio.
Todos conocemos la historia del cruce del Mar Rojo por el pueblo de Dios y allí debemos resaltar la convicción y la fe de Moisés en Dios y el animar al pueblo a confiar en Él diciendo: “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” Éxodo 14:13-14
¿Qué alternativa tenía Moisés para salir de esta prueba? La realidad es que aquí él estaba en una situación difícil, es como dice ese dicho, se encontraba entre la espada y la pared, ya que detrás de él Moisés tenía al Faraón con su ejército, y delante tenía un mar profundo.
La respuesta es la fe, Dios abrió el mar y las aguas hicieron un camino para que el pueblo avanzará y esté a salvo del enemigo. Hoy, muchas veces nos encontramos en situaciones que humanamente no tienen salida y nos desesperamos tanto que hasta dudamos de sus promesas, y es ahí donde el Señor prueba cual es el límite de nuestra fe.
Pero lamentablemente, cuando esto sucede el comportamiento de muchos creyentes es más como el comportamiento de los discípulos cuando se encontraron en medio de la tempestad. ¿Cuál fue el comportamiento de los discípulos? La respuesta a esta pregunta la encontramos fácilmente en Mateo 8:23-27 donde encontramos que ellos tuvieron miedo y gritaron: “¡Señor, sálvanos, que perecemos!” Ellos dudaron, no fueron capaces de confiar en el Señor; y Él les contestó diciendo: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?” Ahora yo te pregunto: ¿Dónde está tu fe? ¿Confías completamente en el Señor en todo momento? Recuerda que “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1.
NECESITAMOS MANTENER NUESTRA FE
Debemos y tenemos que mantener nuestra fe y confianza en el Señor a pesar de las situaciones que nos rodeen. Debemos y tenemos que mantener una fe vencedora y perseverante para el futuro. Nunca olvidemos que somos herederos de esta fe (Romanos 8:17), y el desafío es permanecer firmes ante la tormenta sin miedo. Esta convicción es la que debemos inculcar en la mente de nuestros niños y jóvenes para que ellos gocen de un futuro lleno de bendiciones. Así que, escuchemos las palabras de Juan cuando nos dice…
“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” 1 Juan 5:1-5.