En 2 Reyes 3, el rey Joram sale a batalla contra los moabitas, e invita a los reyes Josafat y Edom. Joram escoge el camino por donde irían, y es también quien dice que Dios los llevó hasta allí para entregarlos. Pero Josafat le dice que buscaran qué Dios tenía que decir. Cuando tú llegas a un punto muerto, no puedes depender de las opiniones de los demás, sino de lo que Dios ha dicho, que va por encima de lo que el mundo ha dicho.
Joram tiene ahora 2 aliados, un gran ejército; pero las circunstancias lo sobrecogen de manera tal que decide rendirse. Todos, en algún momento, vamos a estar bajo circunstancias que, si permitimos que se metan en nuestro interior, van a limitar nuestras habilidades. Los barcos necesitan agua, pero la necesita afuera, no adentro; mientras permanezca afuera, es el agua lo que te permite a ti utilizar todas las características de ese barco; pero es cuando el agua se mete en el barco que, entonces, el barco se hunde. Pedro comenzó a caminar sobre las aguas, pero cuando la tormenta se metió en su mente, ahí comenzó a hundirse. Tú no puedes permitir que las circunstancias te llenen de manera que te hundan en medio de los momentos en que más tú necesitas a Dios.
Para poder evitar esto, para poder tener niveles altos de expectativa en tu vida, tienes que saber que tu expectativa no viene de un sueño, sino de una revelación del Dios al que tú le sirves. Tu Dios es tan grande y poderoso, que tú tienes que esperar cosas grandes.
Una de las razones por las que la gente no tiene expectativas es que no conocen el Dios al que le sirven. El Dios que se te ha predicado y la revelación que tú has recibido acerca de Él es lo que va a limitar o engrandecer tu expectativa. En el momento que aceptas ideas incorrectas acerca de Dios, tus pensamientos se limitan. Tu expectativa no viene de tus habilidades, de lo que se puede o no hacer en tu país, sino del Dios al que tú le sirves; el día que lo conociste, Él activó tu vida y te hizo creer que tú podías hacer algo grande. Dios activó tu corazón, se reveló a tu vida. Cristo le dijo a Pedro: Sígueme, y te haré pescador de hombres. Le dijo: Te voy a mostrar algo más grande y poderoso. Cuando Pedro cambió su manera de ver a Jesús, toda su vida cambió para siempre.
Si tú quieres mayor expectativa en tu vida, tienes que buscar mayor revelación del Dios al que tú le sirves. Cuando amplías tu mente y tu interior, y conoces que el Dios al que sirves es Todopoderoso, puede proveer, quiere sanar tu vida, libertarte, quiere lo mejor para ti, entonces comienzas a soñar y a ver las cosas de manera que nunca las habías visto.
Cuando la mujer samaritana va a buscar agua al pozo, se encuentra con Jesús, quien le dice: Dame. Jesús le puso una exigencia. Ella estaba cansada de tratar de llenar las exigencias de los hombres a su alrededor; había tenido 5 maridos, y el que tenía no era de ella; y ahora se encuentra con Jesús, y él le dice: Dame. ¿Cómo iba ella a darle? No tenía qué darle. Y Jesús le dijo: Si tú supieras quién te habla, serías tú quien me pedirías a mí. Tú le pides a Dios basado en lo que tú conoces que Él es, y basado en lo que tú conoces que Él te puede dar. Jesús le dijo: Si supieras quién te habla, me pedirías, y yo te daría agua y nunca jamás tendrías sed. Cuando esa mujer entendió eso, su vida cambió; deseó algo que jamás ella sabía que estaba disponible para ella. Y eso no vino de haber tenido un viaje y ver cosas nuevas. Una de las cosas que se hizo a través de los tiempos fue ubicar barriadas aledañas a urbanizaciones costosas, pensando que si la gente miraba lo que había al otro lado, algún día lo desearían. Pero te pueden exponer a las mejores cosas de la vida, y jamás provocar en ti que las desees de la manera correcta. No se trata de viajar y ver cosas asombrosas en otros lugares, sino de conocer el Dios al que tú le sirves. Te pueden exponer a las mejores cosas y que nada cambie dentro de ti, sino por el contrario, frústrate de tal manera que provoque que nunca lo quieras o que trates de obtenerlo de la manera incorrecta. Por eso es que tus expectativas no vienen de lo que la universidad o el mundo te dicen, sino del Dios al que tú conoces. Él tiene algo para ti que más nadie te puede dar.
Es bueno que te expongas a cosas, que amplíes tu mente, que pruebes cosas buenas; pero si tú no sabes que el Dios al que le sirves quiere y puede dártelo, lo que va a provocar será un deseo frustrado porque tratarás de obtenerlo por tu propia fuerza.
Tu nivel de expectativa depende de tu nivel de revelación. La revelación de Dios es progresiva, va aumentando. Antes de recibir estos mensajes, no conocías al Dios que se te ha predicado aquí; por eso, esperabas lo que se te había predicado antes. Luego de estos mensajes, comenzaste a esperar ciertas otras cosas, las comenzaste a obtener. No te puedes quedar con el mensaje de hace 20 años. El Dios al que tú le sirves tiene revelación nueva para ti, para mostrarte cosas nuevas. Tu expectativa se va renovando y aumentando basado en la revelación que tú vas recibiendo acerca de Dios.
El profeta Elías, en su reto con los profetas de Baal, pidió fuego; él sabía que Dios contestaba por fuego. Oró a Dios creyendo que fuego bajaría del cielo, porque él sabía que Dios lo podía hacer. Ante la amenaza de Jezabel, huyó a la cueva. Dios se le revela; le muestra un viento recio, fuego, todo lo que había hecho en el pasado; pero le dice: En ninguna de esas estoy. Esto, queriendo decir: El Dios que te envió fuego ayer, lo envió porque ayer era necesario que te enviara fuego; si tú quieres salir de esta depresión, de esta tristeza, tienes que conocer una parte de mí que tú nunca habías conocido.
Lo primero que tiene que aumentar en tu vida es el nivel de revelación para que puedas esperar algo grande. El Dios al que tú le sirves siempre se va a revelar a tu vida de maneras diferentes, de maneras nuevas. No son los estudios, o nuevas amistades lo que te va a traer expectativas. No es mudarte a una nueva casa, no es comprarte una nueva ropa. Todo eso está bien por un momento, pero tu expectativa viene del Dios al que tú conoces y que se te ha revelado. Él tiene algo para ti que más nadie te puede dar.