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Alabar a Dios

A continuación veremos las razones de por qué debemos alabar a Dios siempre. Muchas veces dejamos de hacerlo porque no estamos conscientes de todo lo Él ha hecho en nuestras vidas. De cuanto le debemos por su habernos creado, por cuidar de nosotros. Y por el regalo más grande que nos ha dado que es, la vida eterna.

Porque Él nos conoce

Salmo 139: 1-6 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. 3 Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. 4 Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. 5 Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. 6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender.

Vv. 1-6. Dios tiene un conocimiento perfecto de nosotros, y todos nuestros pensamientos y acciones están abiertos ante Él.

El nos conoce a la perfección, pues El examina nuestros corazones.

El sabe todo sobre nuestras acciones

Conoce nuestros pensamientos

Todo lo que hacemos en nuestro caminar ya lo conoce

El conoce hasta lo que vamos a decir, aun antes que lo digamos

El conocimiento de Dios sobre nosotros es tan grande que resulta demasiado maravilloso.

 Porque Él así lo dice en su Palabra

Salmo 118:1-4 “Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia. 2 Diga ahora Israel, Que para siempre es su misericordia. 3 Diga ahora la casa de Aarón, Que para siempre es su misericordia. 4 Digan ahora los que temen a Jehová, Que para siempre es su misericordia”

Porque Él lo demanda

Porque el es bueno

Porque para siempre es su misericordia

Lo tiene que decir el pueblo de Israel (la casa de Aarón)

Los que le temen (los que respetan sus ordenanzas)

Porque Él nos hizo 

Isaías 46:3-4 Oídme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz. 4 Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.

Dios por ser nuestro creador le habla a la casa de Israel y a nosotros en nuestro tiempo comparándose como el padre amoroso que nos lleva desde las entrañas maternas hasta la vejez. Dios se compara a sí mismo con una nodriza que cría al niño con ternura.

III. Porque Él cumple su propósito con nosotros

Josué 21:45 “No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.”

Jehová cumple lo que promete, Él no se puede dejar de cumplir sus propósitos.

1 Reyes 6:12 “Con relación a esta casa que tú edificas, si anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a David tu padre”

Lo único que Dios nos pide para cumplir lo que nos ha prometido es que cumplamos con sus estatutos y sus decretos, pero especialmente que guardemos sus mandamientos.

Porque Él cuida de nosotros.

Juan 17:20-24 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. 24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

  1. V. 20 Jesús ya estaba cuidando, tanto de sus discípulos que ya habían creído en Él, como los había de creer en el futuro (su iglesia). Como Él lo sabe todo, le está pidiendo al Padre por todos los que le recibirían como su Salvador personal, a los que íbamos a ser de Él.
  1. V. 21,22 Jesús siempre está pendiente de nosotros, y en su oración al Padre le dice que El quiere que seamos uno con El. Es tan grande el regalo de Jesús para nosotros que nos está dando la gloria que Dios le ha dado a Él, porque Él siempre está cuidando de nosotros como el padre amoroso que se preocupa por sus hijos.
  1. V. 23 La unión tiene que ser perfecta, Jesús quiere que nosotros estemos unidos al Padre por medio de Él. Que unión más bella es esta, que Él mismo dice que tiene que ser perfecta, pues solo de esta manera el mundo sabrá que Él venía del Padre y que vino al mundo por el amor que Dios le tiene, tanto al Hijo, como a nosotros, sin importar que seamos pecadores. Esta condición todavía se mantiene, no solo tuvo lugar en la época de Jesús, sino que todavía aplica a todos en este tiempo, llamado el Presente Siglo, o sea el período de la Gracia.
  1. V. 24 Es este versículo Jesús hace una petición de las más bellas, El le dice al Padre que Él quiere que donde Él esté ahí estemos nosotros, o sea en el cielo junto con El. Para que podamos ver su gloria. Cuando nosotros estemos con El en el cielo este será un espectáculo grandioso porque lo veremos tal cual es en su gloria.
  1. V. 25 Le dice a Dios que es justo, porque la justicia de Dios no tiene igual. El mundo no ha querido creer en Dios pero Jesús está dando testimonio que Él le ha conocido, y es por Su testimonio que nosotros tenemos que creer que El venía de Dios.
  1. V. 26 Jesús le dice al Padre que nosotros ya no tendremos excusa de ignorar a Dios porque Él ha testificado de Él, dándonos a conocer el nombre de Dios y que lo hará aún más para que el amor del Padre para su Hijo sea también para nosotros.
  1. 26“Para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo en ellos—Este amor eterno del Padre, reposando primero en Cristo, por su Espíritu es comunicado a todos los que creen en él y establece morada permanente en ellos; y “él estando en ellos y ellos en él” (cap. 15:5), son “un espíritu”. “Con este pensamiento sublime el Redentor termina su oración por sus discípulos, y en ellos por los creyentes durante todas las edades. El ha resumido en los últimos momentos que tiene para conversación con los suyos, los sentimientos más sublimes y gloriosos jamás pronunciados por labios mortales. Pero apenas hubo muerto el sonido de la última palabra, cuando pasa con los discípulos sobre el arroyo Cedrón a Getsemaní, y el amargo conflicto continúa. La semilla del mundo nuevo tendrá que ser sembrada en la muerte, para que desde ahí brote la vida”

Conclusión: Como podemos ver si hay suficientes razones para alabar a Dios, pues es un Padre tan amoroso que tuvo que enviar a su Hijo amado al mundo, para diera su vida en la cruz por nosotros. Que más pruebas nos puede dar Dios de su amor, si siempre está pendiente de cada uno de sus hijos, y aún de los que todavía no le han recibido, pero que Él sabe que le recibirán. Así que si usted todavía no lo ha hecho el Señor de su vida, este es el momento de hacerlo, para ello solo tiene que arrepentirse de sus pecados y hacer esta pequeña oración:

Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único Salvador personal; creo que eres Dios, que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús, por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador. Amen

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