¿Alguna vez te has sentido limitada, como si la vida estuviera exigiendo más de lo que crees poder dar? Como si todos a tu alrededor necesitaran algo de ti: tu tiempo, tus fuerzas, tu atención… y simplemente no hay suficientes horas en el día para cumplir con todo. Ese susurro constante en tu mente que dice: «No estoy dando la talla, no soy suficiente para esta batalla.»
Déjame decirte algo que cambió mi perspectiva: esa sensación de insuficiencia no es el final de tu historia. Es un recordatorio de que no tienes que hacerlo sola, porque Dios ya ha puesto en ti la fuerza, el valor y la identidad que necesitas para enfrentar cada desafío.
“Nunca más se dirá de ti: Abandonada; sino que se te llamará: Mi deleite está en ella” (Isaías 62:4).
En Su diseño perfecto, Dios no te creó para caminar en debilidad o temor. Él te diseñó como una mujer Chayil: una mujer fuerte, valiente y llena de propósito. La palabra “Chayil” en hebreo significa valentía, ejército, guerrera. ¿Puedes imaginar lo que esto significa? Dios te ve no solo como una hija amada, sino como una colaboradora en Su obra, equipada para luchar batallas espirituales, edificar vidas y llevar esperanza al mundo.
Dios ha usado a muchas mujeres a lo largo de la historia para mostrar Su gloria y llevar a cabo Sus planes:
- Débora, quien lideró con valentía como juez y profetisa, recordándonos que nuestra voz tiene peso cuando seguimos Su llamado.
- Jael, que con creatividad y audacia derrotó al enemigo en un momento crucial, mostrándonos que no importa lo pequeño que parezca nuestro rol, tiene impacto eterno.
- Ester, quien arriesgó su vida por el bienestar de su pueblo, nos enseña que nuestras posiciones actuales, por más difíciles o inesperadas que sean, son parte del plan divino.
- Ruth, cuyo amor y lealtad trajeron redención a su linaje, nos recuerda que nuestras relaciones también son herramientas para cumplir propósitos mayores.
- Sifra y Fúa, quienes con coraje desafiaron las órdenes del faraón y salvaron vidas, demostrando que la valentía no requiere de un escenario, sino de obediencia a Dios.
Amada, al igual que estas mujeres, tu rol es mucho más grande e importante de lo que imaginas. Tal vez hoy no lo veas así. Quizás las demandas diarias, los desafíos o incluso tus inseguridades te hacen sentir pequeña o incapaz. Pero no te equivoques: Dios te ha colocado exactamente donde estás con un propósito que excede tus expectativas. Tu vida tiene un impacto eterno, incluso cuando aún no lo entiendes.
«Bendito sea el Señor, mi roca, que adiestra mis manos para la guerra, y mis dedos para la batalla” (Salmo 144:1).
Ser una mujer Chayil no significa no tener miedo; significa avanzar a pesar de él, confiando en que Dios ya ha equipado tus manos para cada tarea. Pero también hay un secreto: esta fortaleza proviene de un temor reverente al Señor, de mantenerte cerca de Su corazón y confiar en Su guía.
Entonces, ¿cómo puedes empezar a caminar en esta identidad hoy?
Tómate unos momentos para detenerte y hablar con Dios. Dile cómo te sientes, cuáles son tus luchas, y pídele que te muestre quién eres realmente a través de Sus ojos. Reflexiona sobre las áreas donde necesitas más valor, y deja que Su Espíritu te llene de Su fortaleza y paz.
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El Señor te dice hoy:
«Yo me deleito en ti porque eres fuerte y valiosa. Nunca dudes de quién eres en mí, porque siempre estaré contigo.»
Querida, no tienes que cargar con todo sola. Dios ya te ha dado la fuerza para cada batalla y el propósito para cada día. Es tu momento de levantarte como la mujer Chayil que eres.
Con amor y oraciones,