La palabra “Spa” es el nombre de una ciudad de Bélgica que desde tiempos del imperio romano era famosa por sus aguas termales, en la cuales las personas llegaban a descansar, y a buscar su restauración física y mental por medio de distintos tratamientos que ahí se aplicaban. JEREMIAS 8-10-11
En la actualidad los “Spa” son lugares en los cuales se ofrecen tratamientos para relajarse, para quitar el stress, que ofrecen tratamientos naturales para renovar la mente, para quitar el cansancio, etc.
Miles de hombres y mujeres en el mundo dejan por un momento sus vidas llenas de preocupación, llenas de afanes, llenas de amargura y resentimiento, y van a un “Spa” con él objetivo de encontrar tranquilidad, relajación, y paz, para luego poder seguir su misma vida.
Pero no solamente existen esos “Spa” para buscar un momento de relax en la vida diaria, también las personas, hombres y mujeres, llenan los salones de belleza, las discotecas, los bares, buscando algo que los saque de la realidad de su vida, para luego volver a su vida llena de fracaso, de rencor, de frustración y de dolor.
Pero este dia quiero que nos enfoquemos en el “Spa” que la mayoría de personas utiliza y lastimosamente también muchos cristianos, ese “Spa” en el cual así como lo dice el profeta Jeremías nos dicen: paz, paz, pero en la realidad no hay paz, nuestra vida no esta bien.
Qué es lo que hay en ese “Spa” al cual muchos de nosotros recurrimos pero que no tiene ningún beneficio para transformar la realidad de nuestra vida:
LA AUTO JUSTIFICACIÓN: Por medio de la cual nos convencemos a nosotros mismos que todo lo malo que hay en nuestra vida es por culpa de otros, por él ambiente en el cual crecimos, por las amistades que tuvimos, por la pobreza que hubo en nuestra familia, por los vicios de nuestros padres, etc.
LA AUTO INDULGENCIA: Es decir reconocer todas las cosas que no están bien en nuestra vida, los cuales pueden ser vicios, mal carácter, violencia, etc, pero pensar que hay otras personas que son peores que nosotros, que si bien es cierto hacemos lo malo pero hay personas que hacen cosas peores que las nuestras .
LA AUTO CONMISERACIÓN: Es decir pensar y sentir que en todo lo que ha ocurrido en nuestra vida nosotros somos la víctima, no somos responsables, siempre serán nuestros padres, nuestro cónyuge, nuestra familia, etc.
Todo esto es un obstáculo para nuestro crecimiento espiritual y personal, nunca nada cambiara para bien en nuestra vida si seguimos escuchando esas voces que nos dicen: “paz, paz..” cuando en la realidad no hay paz.
¿QUE TENGO QUE HACER ENTONCES PARA SALIR DEL “SPA” EMOCIONAL, Y PODER AVANZAR A LA VIDA ABUNDANTE QUE EL SEÑOR ME HA DADO?
Es una realidad que las heridas de nuestra vida nos afectan, nos pueden llevar a ser personas llenas de amargura, de tristeza, o de violencia.
Posiblemente esas heridas efectivamente son las que nos incitan a olvidarlas por medio del licor o las drogas.
Pero tenemos que saber que esas heridas de tu corazón, no van a sanar auto justificandote, o con la auto conmiseración, ni las sanará el licor, ni las drogas, ni él sexo, esas heridas solamente pueden ser sanadas por Cristo Jesús.
Tenemos que cambiar nuestra actitud delante del Señor, ya no se trata de culpar a otros por mis errores y pecados, culpar a otros por mi mal carácter, por mi corazón lleno de rencor, sino confesar a Cristo nuestra culpabilidad, confesar nuestro pecado para recibir su perdón.
Tenemos que confesar a Cristo el daño que mis actitudes han hecho en la vida de nuestros hijos, en la vida de nuestra esposa o esposo.
Es necesario que reconozcamos delante del Señor con un corazón arrepentido nuestras quejas y murmuraciones, nuestro mal carácter, nuestros vicios, la amargura que hay en nuestro corazón.
Reconocer nuestros propios errores, nuestra propia culpabilidad es él primer paso para la transformación de nuestra vida.
Tenemos que reconocer el poder de nuestras decisiones, pues nosotros decidimos vivir presos del pasado, vivir llenos de amargura y de rencor, nosotros decidimos vivir en él fracaso.
Pero también con la ayuda de Dios podemos decidir y decir BASTA, podemos decidir ya no más seguir siendo esclavos de nuestro pasado, y convertirnos en edificadores de nuestro futuro.
Cuando Cristo nos ha perdonado y nos ha sanado entonces somos libres para perdonar, el sana nuestro dolor y nuestra herida, y podemos perdonar sin dolor a lo que en el pasado nos hirieron con sus actitudes, con su abandono, con su indiferencia.