En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente,24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.EFESIOS 4:22-24
Estamos a pocos días de terminar el año 2020 y estamos entrando a la temporada comercial más fuerte del año, en la cual muchísimas personas tienen el deseo de renovar algo en sus vidas: Su guardarropa, los muebles o la pintura de sus casas, su vehículo, su estilo de cabello, y muchas cosas más.
Pero lastimosamente la mayoría de las personas no pensamos en renovar lo principal en nuestra vida, es decir, lo que verdaderamente necesitamos renovar para poder tener un año diferente en las diferentes áreas de nuestra vida, y ¿Qué es lo que necesitamos renovar primeramente? NUESTRA MENTE.
El texto que hemos leido nos dice que como hijos de Dios tenemos que hacer dos cosas: Despojarnos del viejo hombre que está viciado y vestirnos del nuevo hombre creado según Dios, pero para poder hacer eso tenemos primeramente en el espíritu de nuestra mente, es decir que sin un cambio en nuestros pensamientos no puede haber un verdadero cambio en nuestra vida.
VEAMOS PORQUÉ ES TAN IMPORTANTE RENOVAR NUESTRA MENTE (EFESIOS 2:3) “….Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” Nuestros pensamientos pueden llevarnos a hacer su voluntad y no la de Dios, es decir que el enemigo puede influir grandemente en nuestras acciones, en nuestras decisiones, en nuestros caminos por medio de nuestros pensamientos.
¿QUÉ TENEMOS QUE HACER PARA PODER RENOVAR NUESTROS PENSAMIENTOS? NECESITAMOS CUIDAR PRIMERAMENTE NUESTRO CORAZÓN (MATEO 15:18-19) Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Es por eso que la palabra de Dios nos dice que por sobre toda cosa guardada debemos guardar nuestro corazón, lo que hay en nuestro corazón se verá reflejado en nuestros pensamientos, y luego esos pensamientos se convertirán en decisiones y en acciones.
¿QUE NECESITAMOS LIMPIAR DE NUESTRO CORAZÓN PARA RENOVAR NUESTRA MENTE? Veamos lo que nos enseña la palabra de nuestro Dios.
I) TENEMOS QUE LIMPIAR EL RENCOR Y EL RESENTIMIENTO, PARA PODER VENCER LOS PENSAMIENTOS DE VENGANZA (ROMANOS 12:17-19) No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
Los pensamientos de venganza, es decir esos pensamientos en los cuales buscamos la forma de pagar con mal el daño que nos han hecho a nosotros, no son pensamientos que vienen de Dios, sino de un corazón lleno de resentimiento, de amargura y de dolor.
Y así como lo dice el texto, en cuanto dependa de nosotros estemos en paz con todos, tenemos que comprender que algo que sí depende de nosotros es la decisión de perdonar al que nos ha ofendido, al que nos ha fallado, al que nos engañó, al que nos defraudó, cuando perdonamos estamos en paz con esa persona, pero es imposible que dejemos de pensar en la forma de vengarnos de esa persona si no perdonamos DE CORAZÓN la ofensa. (Mateo 18:35) Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
II) TENEMOS QUE LIMPIAR LA CODICIA PARA PODER VENCER LOS PENSAMIENTOS IMPUROS, LA ENVIDIA, Y LOS PENSAMIENTOS DE VANIDAD (DEUTERONOMIO 5:21) No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo
Muchas veces solamente reconocemos los síntomas en nuestra vida: Los pensamientos impuros, la envidia, la vanidad, el deseo de tener para ser admirados, pero no reconocemos la causa, y esa causa es la CODICIA que hemos dejado entrar y echar raíces en nuestro corazón.
Pero ¿Cuál es el antídoto para quitar la codicia de nuestro corazón? Y la respuesta es que no es solamente uno sino dos decisiones que debemos tomar para limpiar nuestro corazón de la codicia: CONFESIÓN Y ARREPENTIMIENTO. (1 Juan 1:9) Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Normalmente nos acostumbramos a confesar nuestros malos pensamientos, pero no confesamos la codicia que hay en nuestro corazón, es decir confesamos los síntomas, pero mantenemos oculta la causa, la codicia que hay en nuestro corazón.
III) TENEMOS QUE LIMPIAR LA SOBERBIA PARA PODER VENCER LOS PENSAMIENTOS ALTIVOS Y DE MENOSPRECIO A NUESTRO PRÓJIMO (1 PEDRO 5:6) Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
Cuando nuestro corazón está lleno de soberbia nuestra mente se llena de pensamientos de superioridad, creyéndonos superiores que los demás, y menospreciando a nuestros prójimos (1 Crónicas 15:29) Pero cuando el arca del pacto de Jehová llegó a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David que saltaba y danzaba; y lo menospreció en su corazón.
Esta soberbia de nuestro corazón afecta nuestra mente, y nos vuelve personas altaneras, prepotentes, exigentes, impacientes e insoportables, y la única forma de poder limpiar nuestro corazón de esa soberbia es HUMILLARNOS delante del Señor, reconociendo nuestra condición, reconociendo que lo que somos, lo que tenemos, y lo que podemos llegar a ser es primeramente por la gracia y la misericordia del Señor.
CONCLUSIÓN: Antes que este año 2020 termine tomemos la mejor decisión, renovemos nuestra mente limpiando nuestro corazón, y comencemos el nuevo año con una mente renovada y con un corazón limpio. Haciendo eso agradamos al Señor, y nuestra familia, nuestro cónyuge, y nuestros prójimos verán las obras maravillosas que Dios hace en la vida de aquellos que son sus hijos e hijas.