No temáis por lo que estremeció a las naciones,
porque yo soy el que sopla y el que restaura.
Yo soy el que despierta lo que parecía perdido,
y el que levanta lo que muchos ya habían cancelado.
He aquí, dice el Altísimo:
“Estoy soplando Misericordia sobre las casas que clamaron,
sobre las familias que lucharon,
y sobre las naciones que se humillaron.”
Vengo a romper el espíritu de confusión.
Vengo a silenciar la voz del miedo.
Vengo a encender en mis hijos el fuego que otros intentaron apagar.
Porque no serán las tinieblas las que definan este tiempo,
será Mi Gloria levantándose sobre los que esperan en Mí.
Y dice el Señor:
“Aún cuando el mundo diga que es el final,
para mis escogidos será el comienzo.
El comienzo de restauración,
el comienzo de puertas abiertas,
el comienzo de un despertar que muchos no vieron venir.”
Por eso, pueblos, naciones y familias:
Volveos a Mí.
Buscad mi rostro.
Abrid vuestros oídos.
Porque estoy visitando la tierra con Misericordia antes que con juicio.
Y a los que claman día y noche les digo:
“No he olvidado sus lágrimas,
no he pasado por alto su fidelidad,
y no he dejado caer al suelo ni una de sus oraciones.
Este es el año donde verán Mi mano extendida.”
Señor, restáuranos.
Haz resplandecer tu rostro sobre nosotros…
y seremos salvos.
