En la carta dirigida a la iglesia de Éfeso, Jesús aplaude la perseverancia, paciencia y celo contra el mal de sus hijos. Sin embargo, sus palabras van más allá de los elogios, penetran como una espada de doble filo cuando dice: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.”
¿Qué significa dejar el primer amor? No se trata de abandonar la fe o de caer en pecado evidente; es algo más sutil y profundo. Es permitir que el fervor inicial que llenó tu corazón cuando conociste a Jesús se convierta en rutina. Es seguir haciendo lo correcto, pero sin la pasión que te encendía. Es amar a Dios con los labios, pero olvidar esa entrega ardiente y sincera del corazón.
Jesús nos llama a recordar.
Recuerda de dónde has caído.
Ese amor inicial no solo era un sentimiento, sino una respuesta viva a la gracia de Dios, a Su perdón, a Su sacrificio. Era una llama que iluminaba cada rincón de tu vida, que te impulsaba a buscar Su presencia en todo momento.
Nos invita a regresar.
Arrepiéntete, y haz las primeras obras.
No porque Él se haya alejado, sino porque muchas veces nosotros, en el ajetreo de la vida o en la comodidad de la religión, hemos dejado que la llama se debilite. Volver al primer amor no es regresar al pasado, es renovar el presente. Es buscar a Dios como la prioridad absoluta, no solo por lo que Él puede hacer, sino por quien Él es.
Y nos advierte.
“Si no, vendré pronto a ti y quitaré tu candelero.”
No es una amenaza, sino un llamado urgente a no conformarnos con lo superficial. Sin amor, todo lo que hacemos carece de verdadero significado. Dios no busca actos vacíos; busca corazones ardientes.
Cómo Mantener Vivo el Primer Amor
Recuerda la raíz de tu fe: Piensa en ese momento cuando Jesús transformó tu vida. Revive ese agradecimiento que te llenó de alegría y propósito.
Cultiva la relación, no la rutina: La relación con Dios no es una lista de tareas. Es un diálogo constante, una búsqueda diaria. Habla con Él, escúchalo en Su Palabra.
Adora con todo tu ser: No cantes por cantar; adora como quien reconoce que está en la presencia del Rey de reyes.
Vive con gratitud: Cada día es una oportunidad para amarle más. Reconoce sus bendiciones en lo pequeño y en lo grande.
Que nuestras acciones,palabras y pensamientos reflejan un amor apasionado, fresco y auténtico por Jesús. Recordemos siempre que Él nos amó primero y que Su amor sigue siendo tan real como el día en que lo conocimos.Gracia y Paz,