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Volviendo al primer amor

Apocalipsis 2:1-5
Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Jesús se revela a Juan como el Alfa y la Omega, el Principio y el Final y le dice: “escribe a las siete iglesias”, lo escrito a estas iglesias ejemplifica siete condiciones o siete períodos de la iglesia y no sólo la iglesia como cuerpo de Cristo sino cada creyente de forma individual, y en este caso vamos a concentrarnos en la condición en la que se encontraba la iglesia de Efeso.

La iglesia de Efeso era una iglesia que se caracterizaba porque eran personas perseverantes, personas que no se habían dado por vencidas, personas que sabían mantenerse a pesar de las circunstancias, a pesar de los ataques, ellos no solamente habían perseverado sino que eran personas pacientes.

Otra cualidad en ellos era que rechazaban el pecado, personas que rechazaban lo malo, las obras de la carne, lo que no es de Dios. Estas personas amaban la santidad, aborrecían lo malo, eran personas pacientes y perseverantes delante de Dios, personas que no habían desmayado, personas que habían sufrido por causa del evangelio, gente que se había mantenido firme a pesar de toda circunstancia y es posible que muchos de nosotros tengamos estas características, personas de fe, personas que tienen perseverancia en la obra de Dios.

Pero vemos aquí algo que Jesús indicó a sus vidas en un sentido de prevención y de advertencia por lo que podía suceder:

Advertencia sobre volver al primer amor.

“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Ap. 2:4)

Es algo muy delicado el hecho de que Dios diga: “tengo algo contra ti”, o “no estoy de acuerdo con tal cosa”.

Jesús dijo: “tengo algo contra ti y es que has perdido tu primer amor”. Es decir, algo que estuvo en tu mano, algo que tuviste pero que ahora has perdido, y en este sentido en particular se refiere al primer amor. Para ellos ya ese amor no era ferviente, se había convertido en algo frío, en algo cotidiano, en una costumbre o en una rutina y hacía falta el fuego ardiente del amor hacia el Señor Jesucristo, la iglesia en Efeso había perdido esa pasión, había perdido ese acercamiento, ese romance con el Señor Jesucristo y Jesús les dice: “tengo algo contra ustedes, que han perdido el primer amor”.

El primer amor es esa pasión fuerte por Jesús, cuando habla del primer amor se refiere a ese momento cuando recibiste a Cristo como Señor y Salvador, cuando le conociste como tu Dios, estamos hablando de esa pasión y de ese amor entrañable y ferviente para con Cristo.

Estamos hablando de personas que han recibido a Cristo como Señor y Salvador. Hoy quiero hablarles a estas personas que han nacido de nuevo no de palabra sino en hecho y en verdad, personas que han experimentado el nuevo nacimiento, personas que saben a qué me refiero, personas que no cesaban en sus oraciones y en su búsqueda hacia Dios, personas que anhelaban llegar de su trabajo o quizás del salón de clases para entrar en su aposento o en su habitación y tener tiempo a solas con el Señor Jesucristo, personas que cuando se entregaron a Cristo fue en ellos algo tan real y tan genuino que sus vidas fueron cambiadas y ya los placeres de esta tierra no tenían ninguna incidencia en sus vidas, sino que era más fuerte Jesús en sus corazones, personas que consideraban que los deseos de los ojos y los deseos de la carne y la vanagloria de la vida proceden del mundo y no provienen de Dios y que el mundo y sus deseos pasan pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Hoy les hablo a personas que buscaban a Dios con toda pasión y con todo amor. Así como el novio cuando comienza el romance está anhelando hablar con la novia, anhelando verla, visitarla, anhelando escucharla, o cuando la novia anhela que el novio le llame, que el novio le visite, que el novio le escriba. A eso se refiere y esa es la comparación que hace el Señor Jesucristo cuando habla de un primer amor.

Quiero decirles queridos hermanos que en Jesús solamente existe un primer amor, en Dios no vale tener un segundo, un tercero, un cuarto, un quinto amor. A él lo que le agrada es que nosotros permanezcamos en el primer amor, en la primera búsqueda, que permanezcamos en esa pasión a pesar de las situaciones, a pesar de los momentos difíciles, a pesar de los afanes y de las ansiedades, que le busquemos a él sobre todas las cosas.

Le estoy hablando a personas que se han convertido de corazón, que sus pecados han sido limpiados y se han arrepentido de corazón, personas que empezaron a ver la vida de otro color, personas que empezaron a ver el brillo del reino espiritual de los cielos, personas a las cuales se les quitó un peso del corazón, personas que han sido sanadas y libertadas por el Señor, personas no de una religión sino de una relación con Dios, personas que le conocen a él, personas que han estado con él, personas que han tenido un romance con él, personas que han estado con él de cerca, personas que han tenido un compartir con él y le han dicho: “Señor no hay nada mejor en esta vida que tu, te anhelo aún más que a mí mismo, yo quiero estar contigo”. Personas que decían: no quiero perderme una sola reunión de culto, personas que llegaban temprano a la iglesia buscando el rostro de Dios para orar y prepararse para el momento de la adoración y de la palabra, personas que eran los primeros en traer sus diezmos al Señor para honrarle y creerle a Dios en una cosecha, personas que no les importaba hacer la obra de Dios y hacer el servicio a Dios y ser colaboradores en la obra y en la casa de Dios porque había un fuego y existía el primer amor.

Le estoy hablando a personas que decían: “póngame hacer lo que sea pastor, póngame hacer lo que sea pero permítame hacer la obra de Dios, permítame ser un servidor en la casa de Dios porque yo necesito eso en mi vida”. Personas con una pasión grande hacia Jesús, personas que a pesar de la distancia y del medio de transporte llegaban temprano a la iglesia sin faltar a una reunión, personas que con su testimonio tenían un indicativo de que habían estado con Jesús, personas que olían a la presencia de Dios y no a chismes, que olían a la presencia de Dios y no al hedor del pecado, personas que olían a la presencia dulce del Espíritu Santo, personas que anhelaban estar con él, que no cerraban sus ojos sin antes estar en su presencia y aún en sus camas oraban y clamaban a Dios, personas que no tomaban decisiones sin consultarle a Dios, personas a las que no había que decirles tres veces: “evangeliza, gana almas, discípula porque hay vidas que van rumbo al infierno y Dios te ha puesto para que las alcances y no se pierdan”. Personas que nunca dejaban su Biblia en casa sino que siempre cargaban su Biblia a la iglesia y llevaban un lapicero para tomar su notas anhelando recibir el pan de vida, personas que adoraban a Dios en todo tiempo, en la iglesia, en la casa, en el carro, personas que hablaron lenguas espirituales y no cesaban de hablarlas, personas que no dejaban de escudriñar las escrituras como dice la palabra: “a fin de conocerle”. Gente que decía quiero conocerle más, quiero estar con él, no quiero perderme un instante, un momento sin estar en su presencia.

Hay gente que sabe a qué me estoy refiriendo, personas que saben que Cristo ha cambiado y transformado sus vidas pero han perdido el primer amor.

¿Cuándo se apagó ese fuego, a partir de cuándo empezaste a apagar al Espíritu Santo, cuándo empezaste a ser indiferente a Su presencia en vez de tener una pasión por Él, en qué momento se perdió esa relación con Dios, qué es lo que ha pasado, cuál fue el pecado? ¿Fue tal vez un descuido, o una mala influencia, o una mala actitud?

El diablo viene a robar a matar y a destruir, y una de las cosas que hace es destruir y robar esa comunión, ese deseo por Dios.

Queridos hermanos, la persona que ayuna, la persona que ora, la persona que permanece en una búsqueda constante de Dios no es confundida porque hay algo que le energiza y es el amor de Cristo en su corazón y en su vida.

Mientras hay algunos que están en el primer amor, con pasión por Dios, hay otros que están apagados, que ya no oran, que solo hablan amarguras, que están con una indiferencia y una apatía, que están en un enfriamiento y andan buscando un culpable, pero quiero decirte que ya no busques a un culpable, el único culpable de tu enfriamiento eres tu mismo y tu actitud, porque le dejaste a él, dejaste de amarle, dejaste de bendecirle, dejaste de estar con él y por eso te estás secando.

Esa es la razón por la que hay personas que están bajo la misma gloria, bajo la misma unción, la misma presencia de Dios, en la misma iglesia, pero hay otros que se secan y es por la actitud del corazón del hombre. Es decir que el problema está en el individuo. Pero hoy hay una palabra para todo aquel que se esté secando: “busca el primer amor, vuelve a Dios, que el fuego y la pasión sea extendida en tu vida”.

Verso 5: “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras…”

Dios te dice arrepiéntete, vuelve a Dios, vuelve hacer las primeras obras.

Dios tiene que estar primero en tu corazón, no puedes servir a dos señores, busca primero el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas serán añadidas, lo que él tiene para ti es tan grande, pero Dios está esperando que permanezcas en él.

Tengo muchos años sirviéndole a Cristo y he visto muchos levantarse pero así mismo los he visto caer porque han dejado su primer amor, se han dejado engañar por personas amargadas que han traído división a la iglesia por esa razón hay gente que tiene que poner su lengua en el fuego de Dios. Yo no creo en esa gente que vive quejándose por hacer la obra de Dios y por ganar a otros, discipular a otros, o estar en la iglesia.

Jesús no le estaba hablando a no creyentes, le estaba hablando a aquellos que habían sido perseverantes, aquellos que aborrecían lo malo, pero estaban perdiendo lo más importante, el primer amor. ¿No te das cuenta de que si pierdes esa pasión por Dios lo pierdes todo? si pierdes ese deseo lo pierdes todo, pierdes la revelación de la cruz, pierdes todo, no hay nada, todo te lo ha dado el Señor.

¡Lo que Dios tiene para ti es tan grande! Dios no ha terminado contigo, así que arrepiéntete, vuelve a las primeras obras, regresa de dónde has venido, arrepiéntete para que no sea quitado de ti el candelero.

El candelero era lo único que irradiaba luz en el lugar santísimo pues éste era completamente oscuro. El candelero estaba compuesto por siete lamparillas, tres de un lado, una lamparilla central y tres en el otro extremo, es decir seis lamparillas, que representan a la humanidad, y la lamparilla central que representa a Jesús sosteniendo la humanidad. En total siete lamparillas y cada lamparilla tenían aceite en ellas que es tipo del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es quien nos dirige, somos guiados por su presencia en nuestras vidas así que no permitas que sea quitado de ti el candelero, que no sea quitada de ti la luz de Dios, que la luz de Dios habite en ti y puedas ser luz en las tinieblas.

Lo que estás necesitando es presencia de Dios, que vuelva el fuego, que vuelva la búsqueda, que más que un anhelo haya una búsqueda de Dios.

Algunos piensan que el primer amor es para nuevos creyentes, eso no es así, tengo más de veinte años conociendo al Señor Jesucristo y nunca he conocido otro amor, no hay otro, no hay nada que haya tomado el primer lugar en mi vida. El primer amor es para aquellos que le buscan y dicen no le voy a dejar. “Cómo le voy a dejar si mientras más le conozco más me enamoro de él, mientras más le conozco más quiero estar con él, más quiero hacer su obra”. El primer amor permanece en aquellos que le buscan.

Desde que conocí a mi esposa la pastora Zuleyka Azar algo sucedió en mí, me enamoré de ella fue la única novia formal que tuve, duramos cinco años de noviazgo y ahora más de veinte como esposos y estamos mejor que nunca, no he tenido otro amor, no hay otro amor, si ella me deja me muero, si le dejo se muere, a eso se refiere el Señor con el primer amor.

Hoy el Señor nos llama al arrepentimiento, que volvamos a Dios, que nada apague el fuego de Dios en tu vida y haga perder ese primer amor.

Hoy se va la frialdad, el fuego va a arder como nunca antes, dile a Jesús: Señor aquí está mi vida y dispongo mi corazón a que sea solo para ti, no hay otro amor, tu eres el único, tú eres el primero en mi, y hoy vengo arrepentido, devuélveme esa pasión y ese deseo, perdóname. Habla con Dios y arrepiéntete en esta hora.

Fuente:
Pastor Aquiles Azar

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