Porque en Jehová hay misericordia, Y abundante redención, perdón de pecados, y vida eterna.
Oseas (ministerio del 750-716 a.C.) nos muestra el amor de Dios hacia su Pueblo Infiel, como lo sigue haciendo todavía en nuestro tiempo. Con la pasión y el quebrantamiento de Jeremías, Oseas tenía una sensibilidad de corazón que lo constituyó en el apóstol del amor en el AT.
Aun cuando el tema del juicio por la apostasía corre por todo el libro, está entretejido por un hilo dorado de misericordia y amor. Pero la exposición de Oseas del pecado y del juicio que amenaza no son las denuncias fogosas de Amós, sino un lamento y una elegía solemne que respira profundo amor del Señor hacia su pueblo pecador.
“Las bodas del profeta ilustran el pecado de Israel. Oseas obligado divinamente a casarse con una ramera, 2-9. Tomó a la ramera Gomer, que es una ilustración del pueblo de Dios que se había prostituido yéndose tras dioses ajenos. “A los hijos él les dio nombres, 2-9, que tenían significado histórico y profético. Jezreel, el hijo, significa “el Señor siembra”, 3-5, lo cual era una referencia a la sangre de Jezreel derramada por Jehú (1 R.19.15-17; 2 R. 10.1-14) y al castigo próximo de la dinastía de Jehú de la cual el entonces próspero rey Jeroboam II era miembro. Jezreel, además señalaba hacia adelante a la futura restauración de Israel, 2.21-23. El nacimiento de una hija, Lo-ruhama (“no compadecida”) es anunciado, 6-7. La pequeña niña sería un recordatorio viviente de que por su prostitución Israel no sería ya la compadecida. El nombre del tercer hijo (otro varón) Lo-ammi (“no pueblo mío”), le hizo un recordatorio viviente de por qué el Señor ya no tendría misericordia. El Señor rompió la relación pactada entre sí e Israel. “Pueblo mío” se refiere a Israel como el pueblo elegido de Dios en el AT, mientras que “no pueblo mío” hace referencia a la puesta a un lado temporariamente de esta elección nacional (cf. Ro. 11.1-5). El período “Lo-ammi” de Israel (las diez tribus del norte) terminaría con la conversión de la nación y su reunión con Judá”.
¿Por qué Oseas les dice a los israelitas que volvieran a Jehová?
Oseas 6:1 “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará”.
Oseas significa “salvación” o “liberación”. La convicción fundamental de la profecía hebrea se expresa aquí en la divina inspiración del agente humano y la consecuente autoridad del mensaje. El trabajo del profeta era ser el portavoz de Dios, y en el caso especial de Oseas, hay una similitud de su vida privada con la del pueblo de Dios.
Vv. 1.Quienes se han apartado de Dios por consentimiento, y como cuerpo se arrastran mutuamente al pecado, deben, por consentimiento y como cuerpo, volver a Él, lo que será para su gloria y el bien de ellos. La liberación de la angustia debe ser para ellos como vida de los muertos.
1. volvámonos—a fin de que Dios, que “ha vuelto a su lugar,” se vuelva a nosotros (2R_5:15), arrebató, y nos curará—Deu_32:39; Jer_30:17). Atribuyen su castigo, no a la fortuna ni al hombre, sino a Dios, y reconoce que ninguno (ni el asirio, como una vez vanamente creían, Jer_5:13) salvo Dios solo, puede curarles la herida. Están al mismo tiempo persuadidos de la misericordia de Dios, lo cual es el punto de partida del arrepentimiento verdadero, condición sin la cual los hombres no buscarían a Dios, sino que al contrario, aborreciéndole, huirían de él. Por grave que sea nuestra herida, no está perdida la esperanza de la cura; hay lugar para la gracia y una esperanza de perdón. Nos ha herido, pero no tan gravemente que no nos pueda curar (Sal_130:4). Esta debe de ser nuestra oración de lo más profundo de nuestro corazón:
Salmo 130:1-8 “De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo. 2 Señor, oye mi voz; Estén atentos tus oídos A la voz de mi súplica. 3 JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? 4 Pero en ti hay perdón, Para que seas reverenciado. 5 Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado. 6 Mi alma espera a Jehová Más que los centinelas a la mañana, Más que los vigilantes a la mañana. 7 Espere Israel a Jehová, Porque en Jehová hay misericordia, Y abundante redención con él; 8 Y él redimirá a Israel. De todos sus pecados”.
Pero les recuerda una promesa:
Oseas 6:2 “Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él”.
Dios los revivirá: la seguridad de esto los compromete a volver a Él. Pero esto parece referirse, además, a la resurrección de Jesucristo. Admiremos la sabiduría y la bondad de Dios que cuando el profeta predijo la liberación de la Iglesia de sus angustias, haya señalado nuestra salvación por Cristo; ahora, esas palabras se cumplen en la resurrección de Cristo, confirman nuestra fe en que Él es el que ha de venir, y que no tenemos que buscar a otro.
Aquí se promete una bendición preciosa; cual es la vida eterna, conocer a Dios. Los beneficios del favor de Dios nos están tan firmemente asegurados como el retorno de la mañana después de la noche oscura. Él vendrá a nosotros como la lluvia tardía y la temprana a la tierra, que la refresca y la hace fértil. La gracia de Dios en Cristo es la lluvia tardía y temprana; por ella empieza y sigue la buena de obra de dar fruto. Como fue levantado de la tumba, así el Redentor revivirá los corazones y las esperanzas de todos los que confían en Él. El vislumbre más débil de la esperanza en su palabra, es una primicia tan segura de acrecentar la luz y el consuelo, que será acompañada con la gracia purificadora y consoladora que la hace fructífera.
V.2. El lenguaje está encuadrado de modo que sólo puede referirse en su plena exactitud al Mesías, el Israel ideal (Isa_49:3; véase Mat_2:15 con Hos_11:1), resucitado al tercer día (Joh_2:19; 1Co_15:4; véase Isa_53:10). “Vivirá por largos días.” Véase el uso similar de la resurrección política de Israel como el tipo de la resurrección general de la que “Cristo es las primicias” (Isa_26:19; Eze_37:1-14; Dan_12:2), viviremos delante de él—gozaremos su favor y la luz de su rostro que nos resplandecerá, como de antiguo; en contraste con el 5:6, 15; “apartóse de ellos.”
Se exhortan los israelitas unos a otros a buscar al señor.
Oseas 6:3 “Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra”.
Oseas le está diciendo a Israel: Señor quiero cada día conocerte y seguirte con todo mi ser.
V. 3 Como la falta del “conocimiento de Dios” ha sido la fuente de todas los males (Isa_4:1; Isa_5:4), así el conocimiento de él traerá juntamente todas las bendiciones; en verdad, es la misma “vida” (Joh_17:3). Este conocimiento es práctico, no meramente teórico (Jer_22:15-16). La teología es vida, no ciencia; realidades, no palabras. Este desarrollo progresivo está ilustrado por la luz del “alba,” que va creciendo más y más, que “va en aumento hasta que el día es perfecto” (Pro_4:18). aparejada—Está segura su venida, lit., fijada, ordenada en sus eternos propósitos de amor para con el pueblo de su pacto; “aparejado de Dios” (Gen_41:32; Rev_12:6). Jehová vendrá por cierto en socorro de su pueblo, después de su oscura noche de calamidades. Como el alba— (2Sa_23:4.) como la lluvia tardía y temprana— (Job_29:23; Joe_2:23.) Primero se menciona “la lluvia” en general; luego las dos lluvias (Deu_11:14) que obraban la fertilidad de Palestina, la ausencia de las cuales se tenía por la más grande calamidad; “la lluvia tardía,” que cae en la última mitad de febrero y durante marzo y abril, justamente antes de la cosecha (lo cual le da su nombre, de la raíz que significa “juntar”); y “la lluvia temprana”, lit., la saltante, desde mediados de octubre a mediados de diciembre. Como la lluvia fertiliza la tierra que sin ella es estéril, así el favor de Dios restaurará la nacionalidad de Israel por largo tiempo muerta.
Restauración futura de Israel, 10-11. Cf. Ro. 9.23-26 para el comentario divino sobre la soberanía de Dios y la rehabilitación de Israel. El versículo 11 está aún sin cumplimiento. “El día de Jezreel” será la matanza de Armagedón, preludio de la destrucción de los últimos enemigos de Israel, y la restauración, 11.
Romanos 9:22-26 “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, 24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? 25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. 26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente”.
Por supuesto que esto no aplica solo a Israel en el Antiguo Testamento, igual se cumplió la promesa en el Nuevo Testamento y se está cumpliendo ahora con nosotros pero tendrá su cumplimiento completo en la segunda venida de Cristo.