Cuando hablamos de la nueva creación, hablamos de la nueva experiencia de vivir en el propósito real de Dios para tu vida. La gente piensa que es difícil aprender, pero lo difícil es desaprender; y la única manera de aprender es desaprender. No importa cuán maravilloso haya sido tu desarrollo con tu familia, con tus padres, todos tenemos que desaprender, específicamente en cuanto a lo que es el propósito de Dios para nosotros.
Cuando María ve a Cristo, en Juan 20, ve un hortelano; pero el trabajo de Jesús en la tierra fue carpintero. El primer trabajo del primer Adán fue jardinero; y el último Adán vino a hacer el mismo trabajo del primero; porque Cristo vino a arreglar el huerto que se había perdido. El problema es cuando toda tu vida estudiaste para ser carpintero; haces los mejores muebles, pero tú sabes que no fuiste llamado para eso. Jesús fue carpintero, pero desde los doce años él sabía que ese no era su llamado; desde esa edad, él dijo: En los negocios de mi Padre me es necesario estar. En otras palabras, estudiaría carpintería, pero él sabía que Dios le había llamado para ser jardinero. Y, cuando se levantó de los muertos, la experiencia que comenzó a tener, fue la de volver al propósito original para el cual él había sido enviado: Restaurar la creación.
Cuando hablamos de la nueva creación, hablamos de verdaderamente encontrar nuestro propósito, por encima de nuestra educación, de lo que hemos hecho. Jesús llegó donde Pedro, y lo encontró con las barcas vacías. Siempre que vemos a Jesús en la Biblia, lo vemos demandando algo; y demandaba de los más difíciles. Fue donde la mujer samaritana, una mujer sola que nadie quería, y lo primero que le dice es: Dame; dame de beber. Jesús nunca pidió que lo adoraran, pero siempre pidió que le siguieran. Porque adorar es fácil, pero seguir no lo es. Para seguir, hay que dejar todo. Jesús llega donde Pedro, que estaba frustrado por sus barcas vacías, y Jesús le pide la causa de su frustración: Préstame tus barcas. Y Pedro se las presta, y se las presta vacías. Dios siempre ha estado obsesionado con tu vacío; él las cogió, se montó en ellas, y luego las llenó. Y, luego de llenarlas, le pide algo más difícil: Sígueme. Seguir a Cristo con las barcas vacías es fácil; seguirle cuando están llenas es lo complicado. La pregunta es por qué Pedro siguió a Cristo; y es que la oferta que Cristo le dio fue una muy poderosa, que él nunca iba a obtener con las barcas: Sígueme, y haré de ti pescador de hombres. Cristo no le daría más peces, pero haría de Pedro algo. Lo grande de la nueva creación no es lo que Dios te da, sino lo que Él puede hacer de ti; ahí es donde está la verdadera satisfacción.
Vana es tu fe, cuando solo le sigues para que llene tus barcas; pero tu fe está sólida cuando le sigues por lo que Él puede hacer, sabiendo que Él siempre tendrá tus barcas llenas.
Lo grande de Dios no es lo que Él te puede dar, sino lo que Él puede hacer contigo. Tienes que prepararte para, algún día, cambiar de profesión, porque el día que Dios te llame, probablemente vas a tener que hacer otra cosa. Y lo grande es que te va a llamar, cuando mejor tú estés. Esa es la experiencia de la nueva creación.
La nueva creación es una vida en el espíritu, para la que tenemos que buscar la pureza, comenzar a vivir bajo el propósito divino, y ver todas las cosas diferentes. La nueva creación ve la gente como no la veía antes; tu entorno lo ves bajo otra dimensión; entonces puedes entrar en el propósito de Dios para tu vida; comienzas a mirar a través del Espíritu.
Que la resurrección de Cristo en tu vida abra tus ojos a cosas diferentes; que no estés tan centrado en tus cosas, en tus situaciones, que vayas a dejar de ver lo que Dios quiere que tú veas.
Busca la pureza, busca vivir en el espíritu bajo el nuevo hombre, aprende a vivir en el propósito de Dios, sabiendo que cuando Él te pida algo vas a tener que dejar todo lo que tienes por encontrar y vivir en su propósito. Pídele a Dios que te dé una nueva visión. Cuando veas como Él ve, ya no tendrás coraje con tanta gente; las verás con compasión. Esa es la señal de la nueva creación; solo así puedes cumplir el propósito de Dios para tu vida. Aspira a esto.