¡Qué poderoso es el Salmo 91! Este pasaje nos ofrece una profunda promesa de protección y refugio en Dios. Reflejar sobre su significado puede traernos paz y fortaleza en momentos difíciles.
El versículo comienza con una invitación clara: “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.” Aquí se nos invita a vivir en la presencia de Dios, a buscar Su refugio constante. No es solo una visita ocasional, sino un habitar permanente, una relación cercana y profunda con el Señor. Este «abrigo» representa la seguridad total que Dios ofrece a aquellos que confían en Él.
Al meditar en el versículo 2, “Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en él confiaré,” se afirma nuestra responsabilidad de confesar con fe que Dios es nuestra esperanza y protección. Al declarar esta verdad, no solo lo reconocemos como nuestra seguridad, sino también como nuestro refugio fuerte, un «castillo» que no puede ser penetrado por los ataques del enemigo.
El versículo 3 nos asegura que “Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora.” Esta promesa no es solo para tiempos de pandemia o enfermedades físicas, sino también para las trampas espirituales, los engaños del enemigo que buscan alejarnos de la verdad. La peste puede representar cualquier mal que quiera destruirnos, pero Dios nos protege de todo aquello que busca hacernos daño.
El versículo 4 es una imagen de ternura y poder al mismo tiempo: “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro: escudo y adarga es su verdad.” Aquí vemos a Dios como un ave poderosa que nos cubre con Sus alas. Su protección es íntima y cercana. Al mismo tiempo, Su verdad es un escudo, una defensa que nos rodea por completo. No hay mejor protección que vivir bajo Su verdad, confiar en Sus promesas y caminar en Su justicia.
Reflexionar en el Salmo 91 nos recuerda que, a pesar de las adversidades que enfrentamos, estamos cubiertos y protegidos por Dios. Es un llamado a habitar constantemente en Su presencia, a confiar en Él y a declarar Su fidelidad. Como dice el final del salmo, aquellos que aman a Dios y conocen Su nombre, serán librados, protegidos y honrados. Vivamos en esa confianza y busquemos siempre el abrigo del Altísimo.