Con Venezuela ha pasado algo que si no fuera trágico fuera material de comedia: Un país rico, con muchos recursos naturales, en medio de una crisis política grave, decide virar a la izquierda radical dirigido por un ex coronel que encabezó una intentona golpista, un guagüero frustrado y algunos personajes de baja estofa.
Ya he escrito en otros momentos mis reticencias con la izquierda. No analizaré tampoco las intrigas que hicieron que un debilitado Rafael Caldera confiara en este coronel popular pero con pocas luces intelectuales. No analizaré los desaguisados que han sido las distintas elecciones y los fraudes que se han configurado. Me limitaré a explicar someramente la crisis económica que padece Venezuela.
Sus raíces más profundas inician con los procesos de nacionalización y de colectivización llevada a cabo por Hugo Chavez. Ello despojó a Venezuela de muchos empleadores que creaban miles de empleos necesarios, y de millones de dólares de divisas que engrosaban las arcas de Venezuela. Al mismo tiempo, el Comandante Chavez decide jugar a líder regional y a ganar influencia en los asuntos latinoamericanos. Para ello crea Petrocaribe, un plan donde Venezuela regaló billones de dólares en combustible a países del continente, incluyéndonos, a cambio de apoyo en organismos internacionales o, en algunos casos, su silencio. Venezuela no ahorró dos centavos de ese incremento de las materias primas que se vivió a inicios del siglo XXI, y tampoco fue invirtiendo en tecnología para mantener el nivel de extracción de PDVSA, es decir, Petróleos de Venezuela, S.A., la empresa estatal.
El muñeco empieza a romperse cuando el precio del petróleo se desploma. Durante un breve tiempo, Venezuela vivió de exiguas reservas de divisas, pero lentamente tuvo que recurrir a endeudamiento, quedando un porcentaje importante de esas divisas en manos de personeros del régimen, y empieza la inflación.
En principio, el chavismo no le prestó importancia, pero luego de la muerte de Chavez, empieza a elevarse peligrosamente. Tienen que cambiar el “cono financiero” es decir crear nueva moneda, que era el Bolívar Soberano. Con eso contuvieron, aunados a préstamos de miles de millones de dólares de China y Rusia la crisis. Pero, las deudas tienen la odiosa costumbre de que deben ser pagadas, y cuando empezaron a acumularse los impagos de la deuda, la inflación, que ya venía exacerbada por la escasez de bienes y servicios (ya que nadie producía nada), se desbocó, mientras que PDVSA bajaba a niveles risibles de producción.
Hoy, el Fondo Monetario Internacional o FMI, considera que para fines de este año 2018, la inflación llegará a una tasa de un millón por ciento, la cuarta más elevada de la historia. Para que se entienda la magnitud y la gravedad de la situación, debemos poner el ejemplo que el que tiene un millón de bolívares en enero compraba el equivalente a un millón de bolívares, mientras que ese mismo millón de bolívares en diciembre tendrá el mismo poder adquisitivo de un bolívar de enero.
El gobierno bolivariano encabezado por Nicolás Maduro Moros, ha decidido enfrentar esta crisis creando un nuevo cono financiero, quitando 5 ceros de golpe a la moneda (es decir, 10,000 bolívares fuertes valen 1 bolívar soberano) y anclando esta nueva moneda a una criptomoneda denominada Petro, que se sustenta en las reservas de petróleo.
Es decir, no se están atacando las causas reales de la inflación y del desabastecimiento, que son la falta de incentivo de producción, las ridículas reservas externas y la inestabilidad política, ya que Venezuela está virtualmente aislada del mundo, ya que su régimen, salvo Rusia, China, y el bloque ALBA (agrupación de países que están aliados a Venezuela en América Latina y el Caribe), es despreciado por el resto del mundo.
¿En qué parará esto?. No lo sé, pero lo cierto es que millones de venezolanos han huido por el hambre y la desesperación, y se está generando una crisis humanitaria regional muy grave. El norte de Brasil está lleno de venezolanos, al igual que Cúcuta, al igual que Santo Domingo, Lima, Santiago de Chile. Y se emplean en lo que sea con tal de comer.
Algo bueno es que estas crisis no duran para siempre, pero conllevan grandes sacrificios para salir de esas crisis, y en ocasiones, es un proceso que conlleva años de reconstrucción y ajustes, con el fin de crear las condiciones que permitan crecer a la economía.