
Romanos 12-21 es un llamado claro y poderoso a la victoria del bien sobre el mal. En este pasaje, Pablo enseña cómo debe ser la vida cristiana práctica, basada en el amor sincero, la humildad y la bondad, incluso frente a las injusticias.
Cuando dice «No te dejes vencer por el mal», está advirtiendo contra la tentación de responder al mal con más mal, como la venganza o el rencor. Y al decir «vence el mal con el bien», nos invita a actuar con bondad, misericordia y amor, confiando en que el bien tiene un poder transformador que supera la oscuridad
Romanos 12-21 nos presenta una estrategia espiritual que va en contra de la lógica humana. Normalmente, cuando alguien nos hace daño, la reacción natural es devolver el mal. Pero Pablo nos llama a un nivel más alto: a vencer el mal con el bien.
¿Cómo se aplica esto en la vida diaria?perdonando en lugar de guardar rencor.Perdonar no significa aprobar el mal, sino liberarse del peso de la amargura. El perdón desarma el mal y evita que se propague en nuestro corazón.Respondiendo con bondad sii alguien actúa con hostilidad, una respuesta amable puede sorprender y abrir el camino para la reconciliación. Proverbios 15-1 dice: «La respuesta suave calma el enojo . Orando por quienes nos ofenden jesús enseñó en Mateo 5-44: «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.» La oración es una forma poderosa de vencer el mal, pues coloca la situación en manos de Dios. Y haciendo el bien sin esperar recompensa,A veces, la persona que hace el mal no cambiará de inmediato, pero nuestra actitud puede ser un testimonio silencioso del amor de Dios
¿Por qué es importante vencer el mal con el bien?
Rompe el ciclo del mal. Si respondemos con maldad, el ciclo continúa. Pero el bien desarma y puede transformar incluso al corazón más endurecido.
Nos protege espiritualmente. El mal no solo daña externamente, sino que también contamina el alma. Al actuar con bien, protegemos nuestro corazón y nos mantenemos en la luz de Dios.
Reflejamos a Cristo. Jesús venció el mal en la cruz respondiendo con amor y perdón. Al imitar Su ejemplo, glorificamos a Dios. Este principio no es fácil, pero es una marca del verdadero cristianismo.