Hechos que en estos tiempos del Coronavirus; testifican del Poder De Dios en República Dominicana: “Yo tengo tres semanas que no salgo de dos hospitales, ministrando. Hoy un médico me dijo, voy a tener que prohibirle la visita; pues usted nos está quitando la clientela, aquí no viene nadie; ni con gripe. Después de concluida mi tarea misionera; llego a mi casa y me baño con jabón de cuaba y punto.“
Este es el testimonio que me envía una misionera del Seńor que dedica su tiempo a la oración, al Seńor y al servicio de amor al prójimo en la República Dominicana.
A pesar del riesgo, ella pone en práctica la Palabra De Dios: “no te sobrevendrá ningún mal ni la enfermedad llegará a tu casa;” Salmos 91:10 DHH94PC.
Es un ejemplo su mensaje y dedicación al cuidado de los más necesitados, no hace publicidad, no lo anuncia, no le entregan un púlpito para predicar, ni tampoco ninguna gratificación, su porción es Jehová, lo realiza para el Seńor, como debe ser y como dice el Seńor en Su Palabra, “Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente.” Colosenses 3:23 TLA.
En todo tiempo de crisis, cómo el presente, alguien dirigido por Dios establece la diferencia.
“Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: —Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? El maestro de la ley contestó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”; y, “ama a tu prójimo como a ti mismo.” Jesús le dijo: —Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida. Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo? Jesús entonces le contestó: —Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: “Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.” Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos? El maestro de la ley contestó: —El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo: —Pues ve y haz tú lo mismo.” San Lucas 10:25-37 DHH94PC.
Qué hermosa respuesta la de ese hombre samaritano, qué linda actitud la de esa misionera, él accionó con cuidados especiales, incluyendo parte de sus finanzas, ella deja su casa y va a hospitales a orar por los enfermos y a enfrentar enfermedades con el Poder De Dios y Su Palabra.
Frente a la situación que hoy atravesamos ¡ Jesús te dice hoy, también a mí, ve y haz tú lo mismo ! cualquiera sea la necesidad.
Dios te continúe bendiciendo. Maranatha.
