Es muy preocupante la forma en que la comunidad cristiana, trata de enfrentar las demandas socios espirituales, que urgen soluciones, a los problemas integrales que afectan a nuestro país, en el orden político, espiritual y moral, descuidando los preceptos divinos y dándole mas importancia a otras cosas que no son de interés vital para el pueblo de Dios.
Nuestras autoridades, de la Iglesia, deben entender que, la falta de una verdadera identidad de la fe, es porque se han desviado del plan original de la gracia de Cristo, solo haciendo caso a un alegado sensacionalismo religioso vacío, en el que incide el materialismo, en vez de la verdadera pasión por nuestro Señor y Dios, en el corazón de cada uno de nosotros.
Una vez Dios hablando, con su palabra en la Biblia, les advierte a los líderes religiosos, «que es mejor atarse al cuello una piedra de molino y lanzarse al mar», que provocar el desvío, o que sean escandalizados y afectados los creyentes en la fe que nos ha sido dada, que es uno de los frutos del Espíritu Santo.
Por otro lado, consideramos importante la urgencia de adecentar el liderazgo de la comunidad cristiana, con una visión integral que fortalezca la unidad, entre todos, para provocar, mediante el poder de la oración y la predicación del evangelio de Jesucristo, así como el buen testimonio personal, cambios positivos, a corto, mediano y largo plazos para la gobernabilidad de esta nación dominicana, con la inspiración del divino poder de Dios, y entonces así podremos exaltar, con un grito de júbilo y alabanza, Dios, Patria y Libertad.
Tenemos viva la fe y la esperanza en el poder de Dios, que solo a su manera o voluntad y conforme a lo que dice en 2 de crónica 7-14: «SI se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oran y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra».
El consejo de Dios es el único y verdadero camino de paz, gozo y felicidad para la familia, la iglesia y la nación y sólo se puede disfrutar a plenitud cuando estamos dispuestos a obedecer su Palabra y vivir una vida de santidad.
Tenemos que seguir volando en alas de la fe, y visualizar fervientemente una República Dominicana, como la pensó Juan Pablo Duarte, abriendo la Biblia en el centro de la bandera dominicana, con la frase divina: «Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres», (Juan 8:32).
Es necesario que, hoy y siempre, se extienda la rama de olivo, que nace en el centro de la fe y del amor, para levantar al hermano o hermana caídos, y ayudar, en todos los órdenes, a los huérfanos, extranjeros y las viudas. Dios se complace cuando ayudamos a nuestro prójimo, y aún más a los domésticos de la fe, demostrando así con hechos, nuestro amor. Muchas bendiciones.