
Santiago de los Caballeros, tierra fértil de historia, cultura y belleza natural, fue el lugar escogido por Dios para ver nacer, un 30 de julio de 1986, esta noble institución: la Universidad Nacional Evangélica (UNEV). En esta ciudad corazón, resguardada por la gracia del Señor, germinó una semilla de educación superior cimentada en la fe cristiana, el amor a la patria y el compromiso con el prójimo.
La UNEV ha labrado una trayectoria firme e inspiradora durante estos 39 años de servicio ininterrumpido, formando hombres y mujeres con vocación, ciencia, conciencia y, sobre todo, valores. Su propósito ha sido claro desde el principio: educar para transformar, levantando generaciones de profesionales comprometidos con Dios, con la sociedad y con la nación.
Más de 42,000 egresados dan testimonio de esta visión: hombres y mujeres que llevan sobre sus hombros el legado de la investigación científica, la excelencia académica y una mentalidad en continuo crecimiento espiritual e intelectual. En sus aulas se siembran no solo conocimientos técnicos, sino también principios eternos como la justicia, solidaridad, responsabilidad, servicio, amor y verdad. Todo esto bajo la guía del mandamiento bíblico de cuidar al huérfano y a la viuda, como nos exhorta la Palabra (Santiago 1:27).
Cada rector que ha dirigido esta alta casa de estudios ha comprendido que la educación no es solo instrucción, sino misión. Han procurado fomentar un pensamiento activo, propositivo e integrado a la iglesia, a la sociedad y a la nación. No solo se enseña a razonar, sino también a discernir con sabiduría espiritual, a buscar soluciones que bendigan y restauren.
Hoy, la UNEV se proyecta como una universidad de alcance global, líder en ciencia y tecnología, pero anclada firmemente en los principios de la Palabra de Dios. Desde sus sedes en Santiago de los Caballeros, Villa Altagracia y Santo Domingo, se levanta como faro de luz y esperanza para toda la nación, demostrando que la fe y el conocimiento no se excluyen, sino que se complementan para edificar una sociedad con carácter, templanza y visión.
Como dice el Salmo 127:1:
“Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.”
La UNEV ha sido edificada por el Creador, y por ello continúa firme, siendo bendición para este pueblo dominicano. Santiago no solo fue cuna de esta universidad, sino también tierra que abrazó esta visión celestial. Su gente es mente, cuerpo y alma de un corazón estructurado para servir al Reino de Dios, y esa es la mayor virtud que una institución y una ciudad pueden poseer.
MI Oración de Gratitud
Padre Celestial, hoy elevamos nuestra gratitud por estos 39 años de fidelidad, siembra y cosecha. Gracias por haber escogido a Santiago como cuna de esta visión, y por permitirnos ser parte de este legado.
Te pedimos que sigas guiando cada paso de la UNEV. Que tu Espíritu Santo llene cada aula, cada corazón y cada plan de estudio. Sella con tu fuego santo el propósito de formar líderes íntegros, profesionales que entiendan su vocación terrenal y su llamado eterno.
Que cada generación egresada sea portadora de luz, paz y esperanza, con un compromiso firme hacia la transformación familiar, social y nacional.
Y que nunca olvidemos, como pueblo y como Universidad, que en Ti están la ciencia verdadera, la sabiduría eterna y la salvación completa.
A Ti, Jesús, Rey de reyes y Señor de señores, sea toda la gloria, el honor, la alabanza y la gratitud, por siempre. Amén.
Padre Celestial, hoy elevamos nuestra gratitud por estos 39 años de fidelidad, siembra y cosecha. Gracias por haber escogido a Santiago como cuna de esta visión, y por permitirnos ser parte de este legado.
Te pedimos que sigas guiando cada paso de la UNEV. Que tu Espíritu Santo llene cada aula, cada corazón y cada plan de estudio. Sella con tu fuego santo el propósito de formar líderes íntegros, profesionales que entiendan su vocación terrenal y su llamado eterno.
Que cada generación egresada sea portadora de luz, paz y esperanza, con un compromiso firme hacia la transformación familiar, social y nacional.
Y que nunca olvidemos, como pueblo y como iglesia, que en Ti están la ciencia verdadera, la sabiduría eterna y la salvación completa.
A Ti, Jesús, Rey de reyes y Señor de señores, sea toda la gloria, el honor, la alabanza y la gratitud, por siempre. En el nombre de Jesús.