
Al conocer las formas en que el Espíritu Santo llega a nuestra vida nosotros podremos entonces cooperar, y en la medida en que trabajamos en sincronía con la naturaleza del Espíritu Santo, entonces Dios nos podrá usar en una medida mayor.
Vimos en nuestros últimos mensajes cómo Dios de hecho, honró la promesa del profeta Samuel de que una vez que Saúl fuera lleno del Espíritu Santo ciertas cosas iban a pasar en su vida, y cómo el profeta Samuel anima a Saúl a emprender entonces lo que le venga a la mano, y hablamos de cómo esto es un símbolo de lo que cada creyente debe hacer en su propia vida: vivir una vida dinámica, emprendedora, de fe, creyendo que el Espíritu Santo reside dentro de nosotros y que nos honrará en todo lo que emprendamos.
Entonces después de ese momento en que Samuel le promete esto a Saúl, la Biblia dice que exactamente así sucedió. Dice en el capítulo 10 de Primero de Samuel que: «Aconteció luego que al volver Saúl la espalda para apartarse de Samuel le mudó Dios su corazón.» En otras palabras, el Espíritu Santo le cambió la mente, le cambió la actitud, le cambió casi podríamos decir la personalidad a Saúl e instaló en él esa gran potencialidad de Dios.
«Y ciertamente» dice que cuando llegaron al collado donde le había dicho Samuel que encontraría a estos hombres «he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él, y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos.» El Espíritu de Dios vino sobre Saúl con poder.
¿No les parece eso muy familiar? porque eso es exactamente lo que nos dice la Biblia que sucedió en la vida de esa otra compañía de hombres y mujeres que encontramos en el Libro de los Hechos, donde el Señor Jesucristo les dijo: «Manténganse en Jerusalén y esperen allí hasta que venga sobre ustedes el poder del Espíritu Santo.»
Y vemos que en Libro de los Hechos una y otra vez se nos habla de ese Espíritu Santo viniendo con poder, es decir, en formas recias y muy visibles que llaman la atención de la gente, que crean ruido, situaciones espectaculares como vemos en el primer capítulo del Libro de los Hechos.
Cuando el Espíritu Santo viene sobre la vida de un creyente o de una comunidad siempre estará acompañada esa explosión con poder, con manifestaciones visibles, con obras que expresan el poder y el dinamismo de Dios. De hecho que esa palabra que nosotros traducimos poder, el poder del Espíritu Santo es esa palabra que es dunamis de donde viene la palabra dinamita, que quiere decir algo explosivo, algo poderoso.
Yo pienso que la vida de los hijos de Dios llenos del Espíritu Santo es una vida dinámica, es una vida activa. No es una vida pasiva y quieta, y apacible solamente sino que es una vida de acciones, de grandes manifestaciones del Poder de Dios.
Si nuestra vida está apagada y triste, y pasiva, entonces es un indicio de algo preocupante, porque donde está el Espíritu del Señor, dice ese corito, hay libertad, hay libertad de acción, hay movimientos que indican que el Espíritu está presente. Por eso el Señor dice que: «Los que creen en Mí, ríos de agua viva correrán de su interior.» No es simplemente un laguito apacible ahí y quieto sino es una presencia dinámica, agua que salta para vida eterna. El gozo del Señor está presente, hay poder que se manifiesta en nuestra vida.
Por eso es que tenemos que buscar precisamente ese mover, esa presencia, esa activación del Espíritu Santo dentro de nosotros y es porque ese Espíritu es la fuente del poder de los hijos de Dios, es la fuente de la autoridad con la que vamos a testificar. Si ese Espíritu de Dios no está moviéndose en nosotros con poder, si no se ha activado entonces es indicio de una falta que tenemos que corregir.
Por eso es que no podemos simplemente contentarnos con decir: no, bueno, yo ya recibí a Cristo como mi Señor y Salvador una vez, y ya la Biblia dice que el Espíritu Santo está en mí porque Cristo está en mí. Yo creo que los cristianos debemos vivir inquietos por una manifestación visible, poderosa, dinámica, intensa de ese Poder de Dios que reside en nosotros.
Pienso que la diferencia entre un cristiano que simplemente tiene el Espíritu Santo dentro de él en una forma genérica, y un cristiano que es lleno del Espíritu Santo, bautizado en el Espíritu Santo, reside en el hecho de que el creyente que tiene el poder del Espíritu Santo dentro de él, que ha sido bautizado, que ha tenido esa experiencia pentecostal, es una persona que se caracteriza por fuego, se caracteriza por ánimo, se caracteriza por dinamismo, entusiasmo, expresividad, gozo, autoridad, atrevimiento y efectividad en las cosas del Espíritu.
Para nosotros ser verdaderos testigos tenemos que ser gente entusiasta. El mundo está buscando personas alegres, personas entusiastas, activas, emprendedoras que ejemplifiquen esa efusividad del Espíritu de Dios, ese gozo que viene como resultado de la Presencia del Espíritu Santo. Y por eso es que la Biblia habla una y otra vez del bautismo del Espíritu Santo como una caída con poder del Espíritu de Dios sobre un creyente o una comunidad de creyentes.
Por eso en el Libro de Pentecostés vemos que cuando el Espíritu Santo cae viene como viento recio y es como que llamó la atención de toda la comunidad en Jerusalén, y la gente corrió para ver qué es lo que estaba pasando en ese lugar, fue como que hubo una explosión que llamó la atención de toda la ciudad y la gente corrió para ver ¿qué está pasando aquí? Y vemos que esos discípulos llenos del Espíritu Santo, como Saúl, están profetizando. En este caso estaban hablando en lenguas, lenguas reconocibles por las diferentes nacionalidades que en ese momento estaban reunidos en Jerusalén para celebrar la fiesta de Pentecostés.
Y oían a estos discípulos hablando, ellos mismos me imagino, los mismos discípulos estaban como sorprendidos y asombrados de las cosas que estaban diciendo, porque el Espíritu Santo había caído con poder y había neutralizado, casi podría uno decir, su sistema nervioso y había tomado control de ellos, y ellos estaban simplemente expresando esta energía que estaba dentro de ellos. Y así mismo pasa con Saúl quien no puede resistir comenzar a profetizar.
No se nos dice claramente qué era lo que él estaba diciendo en ese momento, si estaba hablando en otro idioma o si simplemente estaba glorificando a Dios con gran entusiasmo y autoridad, y poder. El caso es que lo mismo que hacían estos hombres llenos del Espíritu Santo que era esa compañía de profetas, Saúl ahora comienza a hacer las mismas cosas. Y esto de hecho, sorprende a las personas que están alrededor que ven a este hombre común y corriente, conocido parece en su comunidad porque su familia era conocida, y era simplemente un mero laico, y de momento lo ven haciendo las mismas cosas que hacen estos poderosos hombres de Dios, profetas.
Dice la Biblia que dijeron: «¿Saúl también profetizando?» y dice que se creó un Proverbio en Israel que decía: «¿Aún Saúl profetizando entre los profetas?» como queriendo decir: ¡Qué cosa más rara! un hombre comun y corriente también haciendo las mismas cosas que hace la gente ungida.
Y eso es lo que pasa. Cuando el Espíritu Santo viene a nuestra vida se desdibujan y se borran las barreras entre los evangelistas, y los profetas, y los apóstoles, y los pastores, y entonces la gente común y corriente, la gente general de Dios, viene entonces también a expresar las mismas obras de poder que expresan los entre comillas «profesionales» de la religión. Eso es lo importante.
Cuando el Espíritu Santo cae sobre nosotros con poder, no importa que no seamos muy altamente educados o entrenados, Dios nos va a usar de maneras muy poderosas porque Su Poder ha sido instalado y activado dentro de nosotros. Por eso mis amados hermanos, busquemos siempre la manifestación y la activación del Poder de Dios que está en nosotros porque ese poder quiere manifestarse en una forma muy poderosa en nuestra vida. Dios les bendiga y hasta nuestra próxima meditación.



