La propagación de plagas y pestilencias en el mundo son señales de los tiempos antes del fin profetizado por Jesucristo, quien dijo: “Y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias”, Lucas 21:11. Ahora ha aparecido una “superbacteria” altamente mortal que se propaga por el mundo.
Si la pestilencia del dengue no se ha podido todavía controlar en este país, que dejó alrededor de 150 personas muertas y van más de diez mil afectados, que sería de nosotros si por negligencia del organismo que tiene que ver con la salud, no se mantiene en alerta por la aparición de esa “superbacteria”.
Los científicos advierten que esa “superbacteria” podría acabar con la humanidad y que ya ha llegado a Europa. Registrada por primera vez en China el mes pasado, es inmune a los antibióticos más potentes.
El pueblo de Dios, ante esa situación, debe mantenerse en una permanente actitud de oración, para que esa superbacteria ni siquiera se asome por estos lares, porque el futuro de nosotros sería nuestra aniquilación total, por la deficiencia de los servicios médicos públicos.
La ‘superbacteria’ resistente a todos los métodos de tratamiento existentes llegó a Europa a través de la carne de pollo y causa una fuerte neumonía imposible de curar, informa el diario ‘The Sun’.
El primer caso ha sido registrado en Dinamarca, donde recientemente han hospitalizado a un paciente. Los análisis han revelado que la bacteria que afectó al ciudadano danés es una nueva versión mortífera de las bacterias del tipo ‘Escherichia coli’, que contienen un gen mutado conocido como MCR-1 y es resistente a los antibióticos más potentes, incluso a la colistina.
Las opiniones entre la comunidad científica respecto a un posible tratamiento de la ‘superbacteria’ y el futuro que nos podría deparar, son divergentes. Científicos daneses creen que los médicos podrían intentar mezclar varios medicamentos buscando una combinación que mate la bacteria.
Por su parte, expertos de la Universidad de Birmingham son menos optimistas y sostienen que es solo cuestión de tiempo para que aparezcan combinaciones peores de la ‘superbacteria’.