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Una promesa generacional

Tener familiares que no le sirvan al Señor es algo que conmueve nuestras vidas.  Pero tú puedes crear la atmósfera correcta para la salvación de tu familia, la atmósfera para ser de influencia en la vida de aquellos que amas.  Dios es un Dios de familia.  Tú debes ejercitar la fe para la salvación de tu familia, aunque entendemos que la salvación es individual, y cada uno tiene que tomar la decisión de servirle al Señor.

Y no se llamará más tu nombre Abram,[a] sino que será tu nombre Abraham,[b] porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.”  Génesis 17:5-7

Dios le da a Abraham una promesa generacional.  Tenemos que verlo en contraste con el error que comete Adán.  Adán peca, y al pecar, se afecta el mundo entero.  Ahora Dios levanta a través de Abraham la oportunidad de traer al último Adán –Jesús – para que el mismo efecto generacional de Adán lo podamos tener ahora también a través de la persona de Jesucristo.  Dios escoge a Abraham, y él acepta el llamado, sin conocer todas las implicaciones de aquello.  Dios comienza ahora una familia a través de la cual Él puede introducir ese último Adán que viene a revertir la decisión, la maldición del primero.  Pero para poder traer a Jesús miles de años después, tiene que darle a un hombre una promesa generacional; tiene que decirle: Tu decisión hoy, mi promesa para ti hoy, va a afectar, va a trascender a las próximas generaciones.

38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”  Hechos 2:38-41

Pedro comienza a predicar, diciendo: Aquello que Dios prometió, hoy se está cumpliendo; Dios está llamando a los que están lejos; esta promesa va a alcanzar a tus hijos; acepta hoy al Señor para que tus hijos también sean alcanzados.  El profeta Joel había dicho que se derramaría el Espíritu sobre toda carne, que es lo que pasa en el día de Pentecostés; eso le da paso a Pedro a hablarle a este grupo de personas.  Pero en ese día, en ese lugar, no había tan solo judíos, sino también gente de otras nacionalidades; por lo tanto, eso nos da la oportunidad de estar incluidos porque la promesa generacional de Dios hacia Agraham no fue una física o por familia directa, sino por familia de la fe, por la conexión de la fe.

No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.”  Romanos 9:6-8

Pablo está aclarando que la promesa generacional de salvación no era para los israelitas o para la gente nacida de Isaac por sangre, sino que era una promesa espiritual que trascendía generaciones por la fe; por eso es que tú tienes acceso hoy a vivir esa salvación.  Dios le promete a Abraham una descendencia espiritual y una terrenal.  Tú eres de la descendencia espiritual de la fe de un hombre que un día creyó que a través de él en sus generaciones Dios se podía manifestar para salvar al mundo.

Hay quienes creen que la salvación viene por la judaización por fe, pero es la fe en Cristo lo que realmente te da la salvación.  Tú no tienes que hacerte judío para recibir salvación; el judío de sangre tiene que recibir a Jesucristo al igual que nosotros.  La nación judía tiene unas promesas como nación judía, pero para poder disfrutar de los beneficios del pacto de Dios con Abraham a nivel espiritual, tiene que ser a través de Jesús.  Eso es lo que está mostrando el apóstol Pablo.  Como Pedro dice, esto que está pasando es Dios cumpliendo, y Pablo está explicando que no excluya a los que no son de carne de Isaac o de Israel porque en realidad esto es por fe.

Tus hijos tienen una ventaja si nacieron en un hogar cristiano; no conocen el mundo de pecado.  No conocen el beneficio de la salvación como lo conocen aquellos que pecaron y necesitan salir del mundo y experimentar la libertad del mundo porque, aunque nacieron en este mundo, nacieron en una familia que no vive en este mundo.  Un matrimonio que ha vivido en el mundo pero que luego le entrega su vida al Señor, sabe lo que hay dentro y fuera de la vida en el Señor, conocen el beneficio de estar dentro, y entraron por fe; pero si luego tienen hijos, esos hijos solo van a experimentar un mundo donde todo es como en Disney; ellos no saben lo que es estar afuera.  Así que, algún día tú tienes que explicarles los beneficios de que un día tú tomaste la decisión de servir al Señor, y algún día ellos tienen que aprender a apreciar esa salvación, sin haber experimentado el pecado como otros lo experimentaron.  Porque los que les da derecho a la salvación de Cristo, a todos los beneficios, no es ser hijos tuyos, sino que algún día ellos puedan despertar a la realidad de lo que significa realmente ser salvo.

Por eso es que, a veces, tenemos la batalla de muchachitos nacidos y criados en el Evangelio, que quieren probar el mundo porque se les mete en la cabeza que lo que tú haces es restringirles de cosas que ellos deberían probar.  Entonces esos tienen el reto de que salen y prueban, experimentan, y vuelven como el hijo pródigo, de comer algarrobas, cuando si se hubiesen quedado en la casa del Padre, nunca hubieran tenido que comer algarrobas.  Siempre los vamos a recibir, pero no tenían que comer algarrobas para apreciar lo que siempre tuvieron en la casa.

Fuente:
Pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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