Para restaurar una oveja derribada se necesita tiempo. Lo primero que hace el pastor es darle masaje a las cuatro patas para restaurar la circulación.
Luego, mientras tranquiliza con calma a la oveja con su voz, la voltea suavemente, le coloca la mano debajo de la barriga, la levanta, y la sostiene hasta que la oveja recobra el equilibrio.
Cuando el pastor cree que la oveja puede pararse sola, la deja ir y la observa dar unos cuantos pasos vacilantes. El pastor ha restaurado a una oveja derribada.
¡Qué imagen de lo que Dios hace por nosotros! Cuando nos caemos de espaldas, agitando las extremidades por causa de la culpa, la aflicción y los resentimientos, nuestro amante Pastor nos tranquiliza con sus palabras. Con sus tiernas manos nos levanta y nos carga hasta que hayamos recuperado el equilibrio espiritual.
Jesús desea restaurar tu alma. Déjale quitar tu culpa, aliviar tu aflicción y reemplazar tus resentimientos. Si te encuentras «derribado» por alguna razón, Él es el único que te puede ayudar a levantarte de nuevo. Él es tu confianza, gozo, paz y fortaleza.
Salmo 23: El señor es mi pastor, nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce. Él restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre. Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.