Engañosa es la gracia y vana la belleza, Pero la mujer que teme al Señor, ésa será alabada (Proverbios 31:30 NBLH).
Hoy estamos meditando sobre la mujer virtuosa de la que habla el libro de Proverbios en el capítulo 31. Este es un pasaje muy conocido, sin embargo, posee mucha riqueza escondida.
El pasaje nos muestra a una mujer que es digna de alabanza, palabra cuya etimología viene del Hebreo «Halal», y cuyo significado es que ella es digna de ser renombrada, celebrada, reconocida, y honrada.
La característica principal de esta mujer es su entrega al Señor, su relación personal y privada con El. La verdadera santidad (separación para Dios) y virtud de esta mujer van atrayendo un respeto y un afecto continuo hacia ella, el cual es mayor que el de la belleza de un rostro u forma física.
Esta es una mujer que teme y sirve al Señor fervientemente. Algo notable es que este versículo se encuentra localizado al final del libro de Proverbios, dándonos a entender la importancia que tiene el temer al Señor (con reverencia y obediencia).
El libro de Proverbios termina con el mismo concepto que comenzó:
«El temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.» — Proverbios 1:7 (LBLA)
Esta mujer ha entendido este concepto y por eso una de sus múltiples virtudes es su sabiduría la cual nace de su temor (reverencial) al Señor.
Esta mujer recibe la sabiduría y la instrucción de Dios que encuentra en su Palabra, en contraste con las que la desprecian.
Ella estima y considera lo que Dios dice con suma importancia.
Ella esta lista para aprender de El, respetando lo que dice (con una disposición a obedecerle), conociéndolo cada vez de una mejor manera e imitando su sabiduría.
Su mentalidad, actitudes, voluntad, sentimientos, acciones y objetivos se van volviendo los de Dios mismo. La imagen de Cristo es cada vez mas definida en su carácter (e.g. 1 Corintios 15:49; Colosenses 3:10).
Su oración es la siguiente: «Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?» — Salmo 42:1-2 (NBLH)
Es con este modelo que ella levanta, construye y fortifica su hogar:
«La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.» — (Proverbios 14:1) Ella edifica su casa con la sabiduría que encuentra en la Palabra de Dios. En contraste la mujer insensata la cual es sabia en su propia opinión, desbarata su casa hasta que la derrumba.
¿Conoces a una mujer temerosa de Dios y de su Palabra?
¿Tal vez tú eres una de esas mujeres?
La Palabra de Dios dice que dicha mujer es digna de ser renombrada, celebrada, reconocida, y honrada.
Por ese motivo, tu ejemplo es motivo de celebración!
Ese fervor que tienes por el Señor, pronto se esparcirá a todos los tuyos!
Te animo a meditar en estos pasajes adicionales que hablan de las características de esta mujer (e.g. 1 Tim. 2:9-10; 1 Pedro 3:1-7).