
Esta hermosa reflexión es un llamado urgente del corazón de Dios al mundo, un eco que resuena desde el cielo, invitándonos a detenernos, a alejarnos del pecado y a despertar espiritualmente, porque Cristo viene ya. Es un mensaje que apremia a cada persona, una invitación a escapar del fuego eterno y buscar la morada celestial, el refugio seguro en los brazos del Señor.
Vivimos en tiempos en los que el letargo espiritual ha cautivado a muchos, pero este mensaje nos recuerda que no podemos dormir cuando el regreso de Cristo está tan cerca. Es tiempo de buscar el rostro de Jehová, de anhelar Su presencia, porque Él viene a levantar una iglesia pura, llena de santidad y apartada para Él.
Dios no quiere que ninguno de nosotros se pierda; Su anhelo es que nos arrepintamos, que volvamos nuestros corazones a Él con sinceridad, con lámparas encendidas, como las vírgenes prudentes que se prepararon para el encuentro con el esposo. A la medianoche, se escuchó el clamor: «¡Aquí viene el esposo!», y sólo las que estaban preparadas pudieron entrar con Él.
Este es el momento de despertar, de vivir con la urgencia de Su venida, con la certeza de que Cristo pronto vendrá. Que nuestras almas estén listas, nuestras lámparas llenas de aceite, y nuestros corazones en plena comunión con el Creador. Él no desea nuestra perdición, sino nuestra redención. Hoy es el tiempo de arrepentirse y de prepararse, porque Cristo viene ya.!!